El inicio de la Cuaresma se vive de forma única y genuina en la entidad local autónoma de Ochavillo del Río, pues todo un pueblo se vuelca en la celebración del Miércoles de Ceniza con la tradicional Batalla de la Harina. Este evento se ha convertido a lo largo de las últimas décadas en su seña de identidad, sumándose a la semana del Carnaval, una de las fiestas más populares y con más arraigo en el núcleo colono.

Son los niños y jóvenes quienes protagonizan la batalla desde muy temprano, cuando el Ayuntamiento empieza a repartir los 180 kilos de harina que se arrojan unos y otros sin contemplación. En pocos minutos, la Plaza Real y sus alrededores se cubren de blanco. Nadie se libra, por mucho que ruegue. Es la tradición, la misma que marca que a las 12 del mediodía se tiene que dejar de arrojar harina, aunque muchos se la saltan, porque a partir del mediodía se incorporan muchos vecinos que llegan de trabajar de fuera. En el pueblo es fiesta local y normalmente solo abren los bares, que suelen registrar una gran afluencia. Por gentileza del Consistorio también se disfruta de un arroz en la plaza y se desarrolla un concurso de máscaras, recuperado hace algunos años. Asimismo, se realizan juegos tradicionales.

El origen de la Batalla de la Harina se remonta 60 años atrás cuando en la panadería del pueblo a su propietaria, Amelia Castell, fallecida hace algunos años, le dio por arrojar un buen puñado de harina a una clienta, en respuesta a la que esta le había echado a su vez sobre la cabeza.