Antonio Ruiz Olmos recibió ayer el agradecimiento y respeto de sus compañeros militares de Córdoba, representantes de la sociedad, la política, la cultura, en definitiva, de su ciudad adoptiva, en su despedida como general jefe de la Brigada Guzmán el Bueno X y la comandancia de Córdoba y Jaén, responsabilidades que ha ostentado en los últimos cuatro años. Más de un centenar de amigos del general de División (nacido en Melilla en 1960) lo acompañaron durante un almuerzo en el Real Círculo de la Amistad en el que agradeció la acogida que ha tenido en su tercera etapa en Cerro Muriano, antes de marchar con destino a la dirección adjunta de las Fuerzas Terrestres en Sevilla, tras su reciente ascenso.

En este emotivo encuentro, Ruiz Olmos, que estuvo acompañado de su esposa, Ana Tamayo, hizo balance de sus últimos años en Córdoba, de los que destacó su empeño por dar visibilidad a la labor del Ejército, poniendo como ejemplo no sólo los numerosos actos que ha realizado su unidad durante su mandato (entre ellos el aniversario del Gran Capitán, Regimiento La Reina 2, diversos convenios con la Subdelegación del Gobierno, la Junta de Andalucía o la Universidad, entre otros), sino la labor que desarrollan los militares de Cerro Muriano a diario. También recordó algunos momentos tristes y duros como el de la muerte del cabo Soria, en 2015, desempeñando su misión en Líbano. Ruiz Olmos agradeció en última instancia las numerosas muestras de afecto que ha recibido de la sociedad cordobesa en este tiempo.