El cantaor flamenco cordobés Juan Navarro Cobos ha fallecido de forma repentina mientras se bañaba en una playa de Gran Canaria, noticia que ha conmovido a familiares y amigos. Tenía 74 años de edad. Navarro nació en el Campo de la Verdad un 24 de septiembre de 1943 en el seno de una familia humilde.

La primera vez que se le escuchó cantar fue a través de una compañía de un circo que llegó a Córdoba, concretamente a la antigua plaza de Santa Teresa, a la temprana edad de 13 años, cuyos responsables pidieron permiso a sus padres para llevárselo de gira por otras ciudades de España, pero, a pesar de las necesidades económicas de la época, no accedieron. Debutó con la canción La hija de Juan Simón.

Fue a partir del 1965 cuando comenzó su andadura por festivales de Andalucía y otras ciudades de España, compartiendo escenarios con artistas de la talla de Fosforito, Camarón, Terremoto, EL Cabrero, La Paquera, Chocolate, hermanos Mairena, Lola Flores…, llegando a ganar 35 premios a lo largo de su carrera (tres accésit en el Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba, dos Calahorras flamencas , Espiga de oro de Fernán Núñez, Melón de oro de Montalbán, premio Niño del museo de Adamuz, dos premios Dolores de la Huerta en Lucena, dos premios Vallecas (Madrid), premio Cayetano Muriel en Cabra, dos premios en Valdepeñas, premio en Bolaños -Ciudad Real- y premio Círculo de peñas flamencas en Córdoba). Ha sido uno de los primeros cantaores de España que se atrevió cantar una misa flamenca en la iglesia de San José y Espíritu Santo hará unos 40 años aproximadamente. Ha estado acompañado por grandes guitarristas como Manolo Sanlucar, Paco Cepero, Enrique de Melchor, Merengue….

Los últimos diez años de su vida los ha pasado entre las Palmas de Gran Canaria, donde viven sus hijos y nietos, y Córdoba. Le encantaba venir cada tarde a su Campo de la Verdad, donde disfrutaba paseando, charlando y visitando a sus amigos y familiares.

Su sobrina María del Carmen Rojas afirma a este periódico que "granaínas y malagueñas recuerdan ese dibujo que les daba en el aire con la voz que solo podía salir desde el sentimiento más profundo de su pecho". Añade que “"as guitarras se quedan mudas, ya no se oye el eco de tu garganta…". Sus hijos y su Julia lo llevarán en el pensamiento para el resto de tus días, sorteando sus recuerdos con él, "a veces con risa y a veces con lágrimas", exclama Rojas.

Sobrinos y hermanos, embelesados con el son de su cante flamenco, también lo recordarán siempre. “De semblante firme pero risa contagiosa… Así te pensaremos: con ese sentido del humor tan tuyo que a todos nos sacaba una sonrisa, haciendo caricaturas burlescas con una elegancia personal que solo aquellos que te conocemos tuvimos la suerte de disfrutar”, expresa María del Carmen Rojas, quien concluye diciendo: "Descansa ya tu soleá… reposa y da un último adiós dando un paseo por la playa que tanto te encantaba como deseabas perder de vista para venirte a tu Campo de la Verdad. Descansa ya… aquí te recordaremos siempre".