Curro Carrasco se ha criado en Aspas, la Asociación de Padres y Amigos de los Sordos de Córdoba, y entra y sale del edificio de la plaza de la Magdalena como si fuera su propia casa y el personal de la entidad es como su segunda familia. Tiene 20 años y estudia segundo curso de Magisterio Infantil en la Escuela Sagrado Corazón porque «quiero ser logopeda y ayudar a niños sordos como yo», asegura convencido.

Curro habla perfectamente e incluso es de los pocos que puede comunicarse por el móvil. «Nací sordo y no se dieron cuenta hasta los 3 años», explica. «No escuchaba nada, ni con audífonos», y su padre, Librado Carrasco, hoy presidente de Aspas, lo llevó a la asociación buscando respuestas. A los cuatro años se obró «el milagro», como él dice, cuando una operación de implante coclear en el hospital San Cecilio de Granada le permitió oir. Esta técnica, que permite devolver la audición a personas con sordera severa, lleva realizándose en Andalucía desde hace 17 años. Esta comunidad lidera el número de implantados por regiones: un millar. Además de las principales unidades en los hospitales sevillano y granadino, Málaga dispone de un servicio en el Clínico.

Desde entonces, desde aquella operación a los cuatro años, acude a la asociación. Primero, en atención temprana, hasta los 6 años, y después, en apoyo y refuerzo escolar. «Tienes que ser muy constante, esforzarte y en casa practicar mucho y trabajar todos los días, no puedes dejar ni un día sin hacer nada». Y de esta manera, con tesón y mucho entusiasmo, Curro ha superado barreras y ha llegado a la Universidad. «No aprendí lenguaje de signos porque nunca me hizo falta», admite.

Cursó la educación Primaria en el colegio Colón, «y me fue muy bien, los profesores estaban muy pendientes de mí, por si no me enteraba en clase». La Secundaria la hizo en el colegio Divina Pastora, también sin ningún problema. Y ahora, en la Universidad, «sigo viniendo a la asociación, una vez a la semana, mejorando la vocalización, distinguiendo diferentes sonidos en el ordenador y haciendo otros ejercicios».

Admite Curro que en Aspas «me han educado, he conseguido escuchar bien gracias a ellos, aprendí a escribir, a comunicar, a hablar». Una de sus profesoras, Verónica Recio, comenta que «Curro se presta a todo, me ayuda aquí muchísimo».