La Asociación de Vecinos Haza de Gracia celebró ayer en El Carpio el entierro del galgo, un acto que comenzó medio en broma hace ya siete años, en el bar Kilómetro 13, tras colocar la organización de Scarpia, junto a la autovía --en la Huerta del Monte-- un burro desde la estación de Atocha, de Madrid. El entierro comenzó con una llovizna que prácticamente acompañó durante todo el recorrido, pero los participantes la desafiaron para mantener una tradición que ya se consolida. Manuel Montenegro fue el encargado de dar el pregón, manifestando que "como el burro ni iba ni venía, el galgo otro destino merecía". Los artistas locales son los encargados de fabricar el galgo en cartón piedra, llevado a hombros de niños del colegio Ramón y Cajal. Este año ha corrido a cargo de Juan Alcalá Muñoz. Al final del recorrido hubo actuaciones carnavalescas y una gran chocolatada. El recorrido, envuelto entre la sátira, el dolor y la diversión de los participantes, ha sido un poco más largo. El sonido fúnebre de fondo, las antorchas y la algarabía esperaban la quema del galgo, "siempre la noche de antes del entierro de la sardina", manifestaba el presidente de la asociación, Rafael Sanz, quien añadió que "ya estamos preparando una nueva cita, esta vez relacionada con la copla". Esta asociación de vecinos es de las más dinámicas y agradecieron la colaboración del Ayuntamiento, "como viene siendo ya tradicional".