Ser portero tiene que ser de lo más difícil del mundo. Un delantero puede fallar tres mano a mano y nadie le dice nada, pero un portero... El caso es que, más allá de la dificultad que tiene ponerse bajo palos, lo de Razak de ayer no se entendió. Un balón a priori sin peligro, el meta salta para atajarlo y, en lugar de agarrarlo, se lo mete en su propia portería. Ay...