El comedor social de los trinitarios, gestionado desde el 2004 por la Fundación Prolibertas, es una de las 255 entidades beneficiarias del Banco de Alimentos Medina Azahara de Córdoba. Su director, Eduardo García, asegura que «para nosotros es un gran apoyo, un banco de recursos enorme», con el que pueden ofrecer alimentos a unas diez familias derivadas desde los servicios sociales del Ayuntamiento y a las 80 personas diarias que atienden en el comedor social.

Los miércoles y jueves, con sus dos furgonetas donadas por Cajasur y La Caixa y la ayuda de sus cerca de 85 voluntarios, acuden al Banco de Alimentos del Campo de San Antón para recoger productos perecederos, sobre todo verdura y fruta. Luego, una vez al mes, recogen un lote mensual con todo tipo de productos no perecederos, aparte de los repartos de alimentos procedentes de la Unión Europea, que se realizan tres o cuatro veces al año.

Eduardo García afirma que «el 80% de los productos no perecederos que repartimos proceden del Banco de Alimentos (arroz, pasta, legumbres, leche, aceite)» y de frutas y verduras «es más del 90%». Los productos frescos «los compramos con ayuda de otras entidades».

El responsable del comedor social Juan Bautista de la Concepción comenta que ha notado en el último año un descenso de usuarios «aunque se mantienen los niveles de demanda». Es decir, apunta, que «la gente que viene casi que se cronifica, se queda más tiempo, porque no hay salidas ni expectativas para ellos». También se ha notado en el comedor «un descenso grande de extranjeros, quizá porque retornan a su país ante la falta de expectativas laborales». Con todo, para hacer la comida cada día en este centro de la Ronda del Marrubial que realiza una gran labor social, es esencial la colaboración del Banco de Alimentos.

Eduardo García elogia la labor de los voluntarios, «un valor en alza en esta sociedad de grandes necesidades», porque «no podemos quejarnos de la alta participación de voluntarios, que cada vez crece más, todas las semanas nos llega gente que se ofrece para trabajar», lo mismo que ocurre en el Banco de Alimentos. No obstante, el responsable del comedor social de la fundación Prolibertas tiene una reivindicación o queja, y es que «hay que hacer un mayor esfuerzo entre las administraciones públicas y las asociaciones para coordinarnos mejor y que los alimentos lleguen a todas las familias». Y precisa: «Alimentos hay muchos pero tenemos que asegurarnos de que llegan a todas las personas que los necesitan», por lo que en su opinión «hay que hacer más esfuerzo por coordinarse todos».