En la noche de Caracas, en medio de una aparente calma, después que quedaron atrás las movilizaciones y disturbios así como los roces con líderes regionales, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, encontró al menos un poco de sosiego durante su encuentro con José Luis Rodríguez Zapatero. El exjefe de Gobierno español llegó acompañado por el ex mandatario panameño Martín Torrijos. No hubo declaraciones formales. Apenas fotos de cortesía en la que abundaron las sonrisas.

¿Algo se está moviendo sigilosamente en suelo venezolano después de esa cita furtiva? Previo a la reunión, Maduro, que no suele ahorrar epítetos y descalificaciones, definió a Zapatero como"un buen ser humano" a quien quería hacerle saber "toda la bestial campaña en España contra Venezuela". La expectativa de Maduro era de que su interlocutor pudiera “transmitir allá todo el rechazo hacia campañas de odio, manipulación, justificando una intervención extranjera”.

Crisis institucional

Zapatero aterrizó en un país que está cerca de llegar a un punto de no retorno, con dos poderes, el Ejecutivo y el Legislativo, que se desconocen mutuamente, como acaba de suceder con los decretos de excepción y emergencia económica de Nicolás Maduro. El fantasma de la “guerra civil” vuelve a ser invocado por los que llaman al referendo revocatorio de Maduro y quienes lo rechazan porque lo consideran un golpe de Estado encubierto.

En rigor, el ex jefe de Gobierno español vino a Caracas en calidad de integrante de la Comisión de la Verdad, la Justicia y Reparación de las Víctimas que instaló el Gobierno chavista en abril pasado en Caracas para que investigue los hechos violentos de febrero de 2014, cuando murieron 43 personas y al menos 800 resultaron heridas en el marco de la protesta convocada porLeopoldo López, actualmente encarcelado, a desconocer la autoridad de Maduro. Pero a nadie le cabe duda de que puede ayudar a tender puentes que están rotos.

La palabra mediador ha sido evitada. Pero Zapatero estuvo con unos y otros, y eso, en estos momentos, es mucho. Escuchó en la noche caraqueña las explicaciones del Gobierno, y luego, en la mañana del jueves, hizo lo propio con los dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD), que tiene mayoría calificada en la Asamblea Nacional (AN). A su vez, se reunió con Henrique Capriles, el gobernador del estado Miranda, y uno de los principales impulsores del referéndum revocatorio. El socialdemórcta Henry Ramos Allupal menos hizo saber de la esperanza que significa que un“compañero ideológico” como Zapatero lleve a España “sus propias impresiones” de la situación venezolana.

Llamativamente, tras estas reuniones un diputado por el Gran Polo Patriótico (GPP), la gran coalición chavista, Francisco Torrealba, aseguró que si se cumplen los requisitos establecidos, Maduro no tendría problemas en afrontar la consulta popular. “El comandante Hugo Chávez nos enseñó a confiar en la voluntad popular. La solicitud del pueblo debe ser atendida”, añadió. Hasta el momento, nadie lo desautorizó.