Su compañero Younes Abouyaaqoub había cometido la matanza de La Rambla y se había ocultado cuando cinco terroristas decidieron seguir matando. Se reunieron en una masía abandonada de Riudecanyes (Tarragona), a catorce kilómetros de Cambrils. Además de quemar sus pasaportes y documentación personal, tomaron una botella de vodka Smirnoff «totalmente consumida» y «cantidad» de latas de cerveza, además de bebidas energéticas como Monster y Rock Star. Así se desprende del sumario de los atentados cometidos en Cataluña el verano pasado que causaron la muerte de 16 personas y heridas a 131 más, instruido por el juez Fernando Andreu, de la Audiencia Nacional.

Un informe de los Mossos recoge que los terroristas posiblemente ingirieron de forma rápida todo ese alcohol para «desinhibirse de la realidad y poder llevar a cabo dicha acción», en alusión al ataque que cometerían en Cambrils la noche del 18 de agosto y en el que mataron a una persona -la zaragozana Ana María Suárez, de 67 años- e hirieron a seis más. Los cinco terroristas fueron abatidos por los Mossos.

Falsos explosivos / Antes de acudir a Cambrils, los integrantes del comando (los hermanos Mohamed y Omar Hichamy; Said Aalla, Moussa Oukabir y Houssaine Abouyaaqoub) se armaron con cuchillos y un hacha que compraron en establecimientos cercanos. También fabricaron falsos cinturones explosivos para generar más terror a sus víctimas. Entre los restos hallados en el viejo restaurante, los mossos encontraron un ticket del parquin Hassage du Havre de París, con fecha 12 de agosto, la primera pista obtenida del viaje que varios de los autores de los atentados hicieron a Francia. La Torre Eiffel era otro de los objetivos del comando terrorista.

Gran parte de los atentados de Barcelona y Cambrils fueron sufragados con la venta de joyas que realizaron dos de los terroristas, según el sumario. Uno de ellos, Mohamed Houli, explicó a la dependienta de la tienda Compro Oro Inversión de Vinaroz que se trataba de joyas de su madre y le pidió una copia del contrato para, dijo, enseñársela y «justificárselo».

La compra venta fue el 16 de agosto, un día antes de los atentados. Houli llevó 18 pendientes, 4 anillos, 2 cadenas, 6 colgantes y una pulsera, «todo ello de oro, de 18 quilates». Le pagaron 1.180 euros. La dependienta le recuerda como un joven «muy educado, de apariencia española».

Pese a ello, desconfió «de la posibilidad de que las joyas fueran robadas» y anunció al cliente que «estas joyas serán registradas por la Guardia Civil». El joven, que se identificó con su DNI, dijo que no habría problema. Esa noche resultó herido en la explosión de Alcanar y ahora está en prisión.

El 12 de agosto de 2017, otro de los terroristas, Youssef Aalla, había acudido a la misma tienda. Llevó dos anillos y un collar por los que le dieron 800 euros. El comando consiguió 1.980 euros para unos atentados que costaron menos de 3.000 euros, según fuentes de la investigación.

Un testigo protegido aportó también datos sobre lo que hizo el autor de la matanza de La Rambla poco antes de cometer la masacre. El hombre, de profesión camarero, relató que Younes Abouyaqoub, que fue abatido por los mossos cuatro días después de los atentados, entró en su local junto a Driss Oukabir, actualmente en prisión. Según este testimonio, ambos terroristas tomaron un café y tuvieron una conversación tensa entre ellos. Otro testigo sitúa a Driss Oukabir durmiendo en la casa de Alcanar.