Las víctimas del terrorismo de ETA vivieron este 8 de abril con mucho recelo. No les gustó el "teatro" que la banda representó en Bayona (Francia) porque creen que es una trampa en la que temen que caigan los gobiernos de España y Francia. La presidenta del Colectivo de Víctimas del Terrorismo, Consuelo Ordóñez, tachó de "espectáculo propagandístico" el desarme de ETA que, a su juicio, debería haber estado presidido "por la vergüenza y la catarsis" de la historia criminal de la organización terrorista, en vez de "por los focos de la propaganda".

"Que ETA deje de tener armas es bueno, pero no debemos dar las gracias a ETA por no matarnos", declaró a la agencia Europa Press. A su juicio, hay "otro desarme" pendiente: el de su proyecto político, su "chantaje moral" a las víctimas, su objetivo de impunidad, su discurso de odio y "su tergiversación" de la historia. A esa manipulación de la realidad se refirió Mari Mar Blanco, presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, que denunció a la agencia EFE que los terroristas estén intentando "blanquear" el relato. Considera que el desarme es "parcial" y que, como "teatro puro y duro", no aporta "nada".

En esa línea, el presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Alfonso Sánchez, reclamó al Gobierno de Mariano Rajoy que no participe del "circo" y no acerque los presos al País Vasco. "Esto es para que ETA, que ha sido derrotada por la Guardia Civil y la Policía, no salga rodilla en tierra", afirmó.

Daniel Portero, presidente de la Asociación Dignidad y Justicia, subrayó que la banda ha sido casi derrotada por las fuerzas de seguridad pero no por la justicia ya que la mitad de los asesinatos aún no se han resuelto. "Por mucho que haya disolución, ETA no puede recibir contraprestaciones", advirtió. "No se cambia la vida de nadie por unas miserables armas que no aportarán nada", afirmó, ante su temor de que no mantengan todavía las huellas de los asesinos.