La dirección de Unidos Podemos se sienta este viernes en el diván, atenazada por lo traumático de la guerra abierta entre facciones y la frustración de un fracaso electoral que no vieron venir. Más allá del fuego cruzado en el que se ven inmersos, los dirigentes del partido morado y sus coaliciones tienen la necesidad de comprender qué les ha ocurrido para despejar incógnitas, pero también, para cargar sus argumentarios de cara a afrontar otra cita vital: la reunión del Consejo Ciudadano Estatal (CCE), el próximo 9 de julio, en la que todo apunta a que se convocará la asamblea ciudadana (congreso) para otoño. La importancia de determinar las causas del hundimiento electoral responden, por lo tanto, no solo a la necesidad humana de encontrar respuestas, sino también a la toma de posiciones para ese nuevo congreso. Si no hay pacificación, si no hay consenso, pablistas y errejonistas podrían estar en proyectos enfrentados en ese Vistalegre 2. De ahí lo enconado de la disputa de estos días para definir qué debe ser Podemos a partir de ahora, qué identidad ha de tener y qué estrategia -de alianzas y discursivas- aplica.

La guerra interna por señalar los errores revela una toma de posiciones ante el congreso que puede convocarse para otoño

En el foco de la polémica se han situado dos planteamientos, que parecen, sin embargo, insuficientes por si mismos para explicar la magnitud del batacazo. Si el error fue una campaña blanda -tesis de los pablistas- o si fue la alianza con IU -tesis de los errejonistas- puede ser una lectura superficial que desprecia otros factores clave.

HERIDAS SIN CERRAR

Fuentes de ambas facciones sostienen que Podemos llegó a las urnas con una erosión subterránea que no midieron bien, la imagen de desunión generada por la pugna interna entre ambos bandos durante la primavera. Aquella tensión, la destitución fulminante del brazo derecho de Íñigo Errejón, Sergio Pascual, fue algo demasiado grave, opinan, para ser cosido con rápidos puntos de sutura porque debían afrontar unas nuevas elecciones. La batalla interna, creen, desmotivó a unos simpatizantes ilusionados con un partido que se jactaba de no tener ni las broncas ni los apaños de fontanería de las viejas formaciones.

Pablo EcheniqueSECRETARIO DE ORGANIZACIÓN"Nunca en mi vida entera he hablado de acallar críticas. En Podemos las críticas son bienvenidas. Nunca lo he dicho y nunca lo diré"

EL MIEDO A IGLESIAS

Dirigentes no alineados en ninguno de los bandos inciden también en el factor de la agresividad trasladada por Pablo Iglesias durante las negociaciones de la gobernabilidad. Sostienen que aquella imagen de la “cal viva”y los desplantes a Pedro Sánchez no se pueden borrar del imaginario colectivo poniéndose una corbata y reivindicándose socialdemócrata. Al igual que muchos politólogos ajenos al partido, también fuentes internas admiten que la erosión de Iglesias pesa cada vez más en el proyecto, e indican que la demostración de ello es que no han logrado taponar la hemorragia por la que, consideran, han perdido más votos:el miedo.

En esta clave existe unanimidad: la campaña del miedo funcionó. La pregunta es por qué Podemos no fue capaz de conjurar ese temor. Fuentes del PP explican que cuando diseñaron la campaña tuvieron claro que no iban a repetir el error de la estrategia de Esperanza Aguirre frente a Manuela Carmena. Decidieron que no iban a nombrar a Podemos. Que la palabra “miedo”, “radical”, o “extremista” la iban a vincular directamente a Iglesias. ¿Por qué? “Porque Iglesias da miedo a la gente, Podemos no, Errejón menos”, sostienen. Consideran que una llave de su éxito fue conseguir que venciese el temor al cambio incluso entre un electorado que tenía cierta ilusión en un país distinto y que finalmente decidió cobijarse enel orden frente al riesgo. Su logro, explican, fue llevar a esos votantes a la abstención.

Irene MonteroJEFA DE GABINETE DE PABLO IGLESIAS"Hay que parar un poco y no acudir a los todólogos, a los que ya lo dijeron una vez pero no lo dijeron, sino a gente con honestidad intelectual"

Cuando a primera hora de la tarde del domingo la dirección de Podemos vio la caída de la participación en las grandes ciudades, tuvo el peor de los presagios. Llegaron al lugar donde iban a seguir la noche electoral devorados por los nervios y los malos augurios. La tensión interna contenida durante largos meses estalló ya en las barras de los bares esa misma noche. Culparon a Errejón por la campaña. Culparon a Iglesias por la alianza. Pero existe toda una madeja de factores enredados. Y un partido en vilo.

Datos científicos y opiniones en TV

Podemos maneja dos estudios para comprender el batacazo electoral: una oleada de encuestas e información cualitativa. Han enviado a los círculos una guía para debatir posibles errores: el tipo de campaña, la alianza con IU, el referéndum, la socialdemocracia, las negociaciones de gobernabilidad. Quieren “datos científicos”. Mientras, en las televisiones, los líderes colocan sus argumentos. Pablo Echenique defiende ahora que su advertencia de “extirpar las malas hierbas” no era una amenaza. Irene Montero, pide que se ignore a los “todólogos” que no querían la alianza pero no se atrevieron a vetarla.