Puesta de largo del Govern en el Parlament aún bajo los ecos de la moción de censura y la flamante presidencia del Gobierno de Pedro Sánchez. Y es con Sánchez, de talante a priori más dialogante, donde afloran las muy diferentes visiones que del diálogo se tienen en la Moncloa y en la Generalitat. Se resiste el independentismo a sentarse a negociar con el techo de la Constitución sobre la cabeza. Es decir, la condición del PSOE.

«Exigir la renuncia de los ideales para negociar significa, en el fondo, que no quieren negociar», aseveró el president Quim Torra en referencia a la perenne advertencia de Sánchez ahora, y Mariano Rajoy antes, de que cualquier diálogo se circunscribirá dentro de los límites de la Constitución. «Este es un Govern que defiende la república», sentenció. Por todo ello, pidió a Sánchez que se «avenga a tratar con urgencia» el conflicto político catalán y le exigió por enésima vez esta semana «valentía y que asuma riesgos». Hoy, según anunció el president, el Consejo Ejecutivo restituirá las 16 leyes de carácter social que se hallan ahora suspendidas cautelarmente por el TC tras la interposición de otros tantos recursos por parte del Gobierno de Rajoy. «Espero que un Ejecutivo de izquierdas, como el del PSOE, no las suspenda de nuevo», retó el president.

Replicó Miquel Iceta orbitando alrededor de la idea de la falta de consenso civil en Cataluña para abordar una negociación que incluya elevar el techo negociador por encima de la Constitución. Y lo conveniente que sería que la posición negociadora de Torra se viera reforzada por una base de apoyo superior a la actual. Iceta planteó al president la pregunta del millón: «¿Qué es hacer república?». Y le instó a que si quiere cambiar las reglas del juego tiene que contar con dos tercios del Parlament, necesarios para poder cambiar el Estatuto. Mientras tanto, los socialistas recomiendan a Torra explorar la mejora de la financiación y las leyes recurridas.