El Tribunal Supremo ha condenado a un año de prisión al cantante del grupo rap Def con Dos, César Augusto Montaña Lehmann, conocido como César Strawberry, por enaltecimiento del terrorismo o humillación de las víctimas por los tuits que publicó entre noviembre de 2013 y enero de 2014 en los que mencionaba a Franco, Carrero Blanco, el funcionario de prisiones secuestrado por ETA José Antonio Ortega Lara, el socialista Eduardo Madina y a los GRAPO. También le condena a seis años y medio de inhabilitación absoluta.

La sentencia, de la que ha sido ponente el presidente de la Sala Segunda, Manuel Marchena, estima el recurso fiscal y anula la absolución dictada por la Audiencia Nacional. Considera que fueron mensajes que "alimentan el discurso del odio, legitiman el terrorismo como fórmula de solución de los conflictos sociales y, lo que es más importante, obligan a la víctima al recuerdo de la lacerante vivencia de la amenaza, el secuestro o el asesinato de un familiar cercano", sin que la provocación, la ironía o el sarcasmo, que el acusado definió como "nihilismo surrealista", hagan viable la exclusión de la culpabilidad.

El tribunal subraya que no puede hacerse una interpretación del artículo 578 del Código Penal en la que quepa un dictamen pericial sobre la intención del autor o su obra artística -como hizo la Audiencia en este caso-, "entre otras razones, porque esos complementos explicativos no se incluyen en el mensaje de burla". Según el Supremo, la intención es "irrelevante", porque ese mensaje "llega a la víctima en su integridad, sin matices aclaratorios de la verdadera intención del autor. La memoria de su propia tragedia no adquiere otra tonalidad cuando el dictamen pericial concluye que ha sido expresado con sátira o que es fruto de la crítica ácida".

Entiende que el 578 no exige acreditar con qué finalidad se ejecutan los actos de enaltecimiento o humillación, sino que basta con asumir como propia la justificación de una forma violenta de resolver las diferencias políticas y la reiteración consciente de esos mensajes en Twitter, lo que supone un aval a cualquier condena por estos hechos.

La sentencia, que destaca que Strawberry tiene 8.000 seguidores, cuenta con el voto particular del magistrado Perfecto Andrés Ibáñez, partidario de la absolución del cantante, al entender que los tuits "no pasan de ser meros exabruptos sin mayor recorrido", que carecen de la menor posibilidad de conexión práctica con acciones terroristas.

Los tuits de César Montaña fueron: "El fascismo sin complejos de Aguirre me hace añorar hasta los GRAPO", "A Ortega Lara habría que secuestrarle ahora", "Street Fighter, edición post ETA: Ortega Lara versus Eduardo Madina", "Franco, Serrano Suñer, Arias Navarro, Fraga, Blas Piñar... Si no les das lo que a Carrero Blanco, la longevidad se pone siempre de su lado" y "Cuántos deberían seguir el vuelo de Carrero Blanco". En una conversación con otro usuario Montaña dice: "Ya casi es el cumpleaños del Rey. ¡Qué emoción!", y a la pregunta de qué le va a regalar contesta: "Un roscón-bomba".

MAL ENTENDIDA NOSTALGIA DE LOS GRAPO

Para el alto tribunal, es evidente que sus afirmaciones son evocadoras de "una mal entendida nostalgia por la actividad terrorista de los GRAPO"; el deseo de un nuevo secuestro de Ortega Lara, víctima de la privación de libertad más duradera en la historia de ETA; la justificación del asesinato de Carrero Blanco aplicado a otros personajes históricos, o la mención a un "roscón-bomba" como un regalo idóneo para el cumpleaños del entonces Rey Juan Carlos I, y colman la tipicidad que requiere el artículo 578.

La Audiencia Nacional consideró no acreditado que el acusado buscase con sus mensajes defender los postulados de una organización terrorista ni tampoco despreciar o humillar a sus víctimas, pero el Supremo entiende que esa intención en este caso es irrelevante, porque el 578 no exige acreditar con qué finalidad se ejecutan los actos de enaltecimiento o humillación, sino que basta con asumir como propia la justificación de una forma violenta de resolver las diferencias políticas y la reiteración consciente de esos mensajes a través de Twitter.

La sentencia considera significativo que para desentrañar la naturaleza de las afirmaciones del acusado e indagar en su perfil artístico, la Audiencia Nacional recurriese a una prueba pericial propuesta por la defensa con testimonios que corroboraron la actitud no violenta del acusado, un artículo de prensa de hace más de 15 años con expresiones críticas al nacionalismo o el gran lazo azul exhibido por el grupo musical del que es letrista Montaña en un concierto hace 19 años en un pueblo de Lleida en repulsa por el asesinato de Miguel Ángel Blanco. El Supremo destaca, sin embargo, que es evidente que el objeto del presente proceso no es la actitud que el acusado tenía más de una decena de años frente al fenómeno terrorista, sino los mensajes de humillación que difundió valiéndose de su cuenta de Twitter entre noviembre de 2013 y enero de 2014.

UN MAGISTRADO A FAVOR DE LA ABSOLUCIÓN

La sentencia cuenta con el voto particular de uno de los cinco magistrados que la firman, Perfecto Andrés Ibáñez, que considera que debió rechazarse el recurso de la Fiscalía y confirmarse la absolución de César Montaña, ya que sus mensajes "no pasan de ser meros exabruptos sin mayor recorrido, que se agotan en sí mismos; desde luego francamente inaceptables, pero solo" esto. Carecen de la menor posibilidad de conexión práctica con actores y acciones susceptibles de ser consideradas terroristas, más en el momento en el que fueron escritas y difundidas.

El magistrado discrepante no encuentra el más mínimo atisbo de humor o gracia en los exabruptos torpes y groseros de Montaña Lehmann, pero sostiene que ningún derecho penal de inspiración constitucional y democrática puede ser potestativamente expansivo.

Añade que las frases del acusado, de su personal responsabilidad, no constituyen como fenómeno un dato aislado, sino que son expresivas de una subcultura de algunos grupos sociales, integrados preferentemente por jóvenes, duramente tratados en sus expectativas de trabajo y de vida en general por las crueles políticas económicas en curso desde hace ya buen número de años. "Forman, pues, parte de una manera difusa de reaccionar, de contestar, aquí exclusivamente en el plano del lenguaje, la cultura de un establishment del que, no sin razón, se consideran excluidos. Es, por decirlo con el vocablo a mi juicio más adecuado, un modo de 'épater'. Esto es, de provocar o de escandalizar (...) No van, ni debe llevárselas, más allá".