El salario de los parlamentarios lo deciden cada año las mesas del Congreso y el Senado en un acuerdo a puerta cerrada que más tarde se incluye en los Presupuestos del Estado. En la reunión del pasado 19 de septiembre, el Congreso acordó aumentar los salarios de sus señorías en la misma medida que marcara el Gobierno para los funcionarios del Estado, que finalmente se fijó en el 1,75%.

El sueldo base de un diputado es de 2.842,01 euros, además de una indemnización -de 1.842,10 euros para los de fuera de Madrid y de 872,27 euros para los electos por la provincia- para "cubrir gastos", exenta de tributación. Además, el régimen económico de los parlamentarios contempla una serie de complementos mensuales en función del cargo que desempeñen, que oscilan entre los 700 y los 9000 euros.

Así, la presidenta del Congreso, Ana Pastor, suma a los 2.842 euros de salario bruto hasta 9.232 euros más como complementos, además de los 1.842 euros exentos de tributación que percibe mensualmente por ser electa por Pontevedra. Los cuatro vicepresidentes suman casi 3.000 cada uno en complementos, y los cuatro secretarios, más de 2.400. Los siete portavoces de grupos parlamentarios cobran casi 2.700 euros en complementos, y los 18 portavoces adjuntos, poco más de 2.100.

Cada una de las 37 comisiones en funcionamiento en el Congreso cuenta con un presidente (1.445,65 euros de complemento), uno o dos vicepresidentes, otros tantos secretarios y un buen puñado de portavoces y portavoces adjuntos. De este modo, más de 300 de los 350 diputados perciben algún tipo de complemento, y el salario medio de sus señorías se fija en torno a los 5.000 euros. La cifra es siete veces el salario mínimo y muy por encima de la pensión más común, entre los 600 y los 1.000 euros, que cobran más de 4 millones de pensionistas, cuyas protestas en la calle han logrado que, previo acuerdo con el PNV, el Gobierno se haya comprometido a subirlas de acuerdo con el IPC este año y el próximo.

TRABAJO ADICIONAL

Uno de los argumentos que esgrimen los grupos parlamentarios en defensa de los complementos es el hecho de que las comisiones requieren mucho trabajo adicional para sus señorías. Sin embargo, los grupos minoritarios se reparten entre menos miembros estos cargos, por lo que se dan casos como el del diputado vasco Mikel Legarda, portavoz de ocho comisiones, adjunto de una novena y secretario segundo de la décima. A la hora de cobrar el sueldo, quienes ostentan más de un cargo en una comisión cobran solo el mayor de los complementos.

Sí pueden compatibilizar el complemento como miembro de la Mesa o de la Junta de Portavoces con el de miembro de una comisión, pero el resto no son compatibles. Así, en el caso de Legarda, al salario base solo se le añadiría un complemento, como secretario de comisión. Y el resultado es inferior al de otro diputado (y exministro), Jorge Fernández Díaz, cuyos cargos se limitan a la presidencia de una de las comisiones menos activas del Congreso, la de peticiones.

LA FÓRMULA

El actual modelo data de tiempos en que los salarios se cobraban todavía en pesetas, durante la primera legislatura de José María Aznar. Federico Trillo, entonces presidente del Congreso, logró en 1998 un acuerdo de todos los grupos parlamentarios que derivó en el régimen económico y de ayudas que añade al salario base estos complementos retributivos. Fue la fórmula encontrada para que el bolsillo de sus señorías tuviera un ingreso extra sin el revuelo que causaban las ya entonces impopulares subidas de salario.