El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, ha reprochado este miércoles al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que esta semana haya dicho que ha acordado con él "hablar" de la Constitución: "Hablar se habla del tiempo, la Constitución se defiende, se aplica y se actualiza". Sánchez ha insistido en que su acuerdo con Rajoy sobre la reforma constitucional consiste en abrir una subcomisión parlamentaria "para empezar a ver cuál es el perímetro" de su actualización.

"El lunes oía a Rajoy decir que había acordado conmigo hablar de la Constitución. Hablar se habla del tiempo, la Constitución se defiende, se aplica y se actualiza", le ha replicado el líder del PSOE. Así que Rajoy "tiene dos opciones", según Sánchez: o ejerce sólo de presidente del PP y se dedica a defender sus "intereses electorales" o actúa como presidente del Gobierno y atiende las necesidades de la ciudadanía que, en opinión del líder socialista, pasan por una reforma de la Constitución.

Sánchez se ha mostrado convencido de que "la unidad de España no se garantiza por decreto", sino que "se construye articulando un proyecto de regeneración política". "En el corazón de ese proyecto tiene que estar la actualización de nuestra norma de convivencia", insiste Sánchez.

Negociación del 155

Durante la negociación entre el Gobierno y el PSOE para aplicar el artículo 155 de la Constitución en Catalunya, Rajoy se comprometió con Sánchez, según sostiene el líder socialista, a abrir en 2018 una subcomisión en la Comisión Constitucional del Congreso que empezara a trabajar sobre la reforma de la Carta Magna. Se pondría en marcha una vez terminara su labor -tiene seis meses por delante- la comisión de estudio ya creada para estudiar la modernización del Estado autonómico.

Aunque Rajoy no ha desmentido este compromiso, miembros de su Gobierno y dirigentes del PP han rebajado las expectativas sobre que exista el mínimo consenso necesario entre las fuerzas políticas para emprender una reforma de la Constitución.

Los socialistas atribuyen estas afirmaciones a la precampaña de las elecciones catalanas y, sobre todo, a la actitud de Ciudadanos -muy crítico con una reforma constitucional que pueda interpretarse como una concesión a los independentistas- que empuja al PP a echar el freno a la reforma constitucional.