El Gobierno de Pedro Sánchez está determinado a “mantener el rumbo” comprometido pero, ante la amenaza de perder la votación clave de los objetivos de déficit y deuda en el Congreso, ha llamado a sus socios a la responsabilidad. Aunque fuentes de la Moncloa aseguran que la intención del presidente es agotar la legislatura, el Ejecutivo no esconde su inquietud y amaga con un eventual adelanto de elecciones.

La tensión va en aumento. Si no se aceleran los pactos, Sánchez puede llevarse dos reveses parlamentarios seguidos de consecuencias todavía inciertas. Este viernes se votan en el Congreso los objetivos de déficit y deuda pública para el 2019, sin que el Gobierno tenga todavía atados los apoyos con los aliados que le respaldaron en la moción de censura.

Aunque Sánchez ha ofrecido una relajación de la senda de déficit que daría 2.400 millones de euros más de margen de gasto a las comunidades autónomas, esta concesión (pactada con Bruselas) parece insuficiente a Unidos Podemos. Compromís, que quería una reforma del modelo de financiación esta legislatura, está en la abstención. El PDECat endurece su posición y condiciona sus apoyos a que el Gobierno acepte en la comisión bilateral de la semana que viene con la Generalitat abordar el referéndum.

En este tablero de alianzas evanescentes, Sánchez llama a la “responsabilidad” para no llevarse el primer fracaso en un Congreso en el que esta primera votación se daba casi por ganada. “El presidente ha declarado su intención de agotar la legislatura y más recientemente ha apelado a la responsabilidad de los partidos políticos para mantener abiertas las vías de diálogo que permitan seguir tomando decisiones en beneficio de toda la ciudadanía”, trasladan fuentes gubernamentales.

MATICES A CELÁA E ICETA

La reflexión llega pocas horas después de dos afirmaciones que han espoleado el escenario de adelanto electoral. La ministra portavoz, Isabel Celáa, había opinado que, aunque la voluntad es terminar la legislatura “no se puede resistir más allá de lo razonable”. El líder del PSC, Miquel Iceta, ha señalado que “si en un momento determinado el presidente considera que no tiene suficiente apoyo tendrá que convocar elecciones”.

La Moncloa ha suavizado estos mensajes a primera hora de la tarde y ha señalado que el cambio en el escenario político "no varía" el compromiso con "el nuevo tiempo" , pero la inquietud es evidente. No solo por la votación en el Congreso.

Si los esfuerzos pactistas logran éxito y los objetivos de déficit y deuda salen aprobados, llegan al segundo escollo: el Senado. La Cámara Alta está dominada por la mayoría absoluta del PP, que ya ha anunciado su intención de rechazar la propuesta del Gobierno. Si es así, se abre un frente de interpretaciones con lo que puede suceder.

CHOQUE DE INTERPRETACIONES

El Gobierno asegura que ha consultado a la Abogacía del Estado y que la aprobación de los objetivos de déficit no es imprescindible para presentar el anteproyecto de Presupuestos (que debe entrar en el Congreso el 1 de octubre como tarde). Según esta tesis, el fracaso en el Senado sería un varapalo en la imagen del Gobierno, pero no tendría efectos directos en la tramitación.

Hay otra opinión. Fuentes del Senado explican a este diario que los servicios jurídicos de la Cámara Alta, preocupados ante la situación, han analizado de motu propio los pormenores y han llegado a la conclusión de que el rechazo sí es determinante. Aseguran que el Gobierno tendría un mes para presentar de nuevo su propuesta (esta u otra nueva) y sostienen que, en el caso de fracasar, Sánchez no podría presentar su anteproyecto de Presupuestos al Congreso.

Admiten que no hay precedentes y que la Ley de Estabilidad Presupuestaria no es clara, pero consideran que Sánchez necesita el aprobado para poder defender las cuentas del 2019. “No tendría capacidad para presentar os Presupuestos Generales”, sostiene Manuel Cavero, secretario general del Senado quien expresa su “preocupación” por el desafío que supone el trámite en estas condiciones.

RAJOY CON APOYO DE CIU

El escollo surge tras que Mariano Rajoy aprobase en el 2012 una modificación de la Ley de Estabilidad que permitió al Senado bloquear los objetivos de déficit. Entonces el PP tenía mayoría absoluta en ambas cámaras. Aunque en el resto de trámites el Congreso puede ‘peinar’ lo decidido por la Cámara Alta, la modificación del 2012 lo impide para esta cuestión.

La reforma salió adelante con los votos a favor del PP, CiU, UPD, Foro Asturias y UPN. El PNV se abstuvo. El resto de partidos, incluido el PSOE, votaron en contra, pero ninguno de ellos impugnó el cambio ante el Tribunal Constitucional y, ahora, hay choque de fundamentos jurídicos que complica la legislatura a Sánchez.