La intensa experiencia que ha traído consigo la próxima exhumación de Francisco Franco, que tendrá lugar antes de que acabe el año, ha provocado algunas transformaciones en Pedro Sánchez. El presidente del Gobierno considera ahora, cinco días después de que el Gobierno aprobara la salida de los restos del dictador fuera del Valle de los Caídos, que su «falta de experiencia» hizo que pensara que el asunto fuese más sencillo de lo que es en realidad. Por eso anunció a finales de junio que el cadáver embalsamado de Franco sería trasladado antes de agosto. Pero hay otro cambio. Sánchez ya no cree que el Valle de los Caídos, donde están enterradas cerca de 34.000 víctimas de la guerra civil de ambos bandos, pueda ser reconvertido en un museo de la memoria, como hasta ahora habían defendido los socialistas.

Sánchez sigue apostando por un centro que aborde la guerra civil y la dictadura, pero no en el recinto que acoge los restos de Franco. A bordo del avión que le trasladaba de Chile a Bolivia, dentro de una gira latinoamericana que también le llevará a Colombia y Costa Rica, el presidente del Gobierno se detuvo en su nueva propuesta.

CARGA SIMBÓLICA / «La opinión del Gobierno es que no puedes resignificar el Valle de los Caídos debido a su carga simbólica. Es imposible. Hay víctimas de los dos bandos. Veo muy difícil que sea otra cosa que un cementerio civil», dijo el jefe del Ejecutivo en conversación informal.

Poco después, durante una comparecencia con el presidente de Bolivia, Evo Morales, Sánchez volvió a insistir. «Ninguna democracia puede rendir homenaje a un dictador. Esa decisión dignifica nuestra democracia. A partir de ahí, se va a producir un debate parlamentario. La opinión del Gobierno es que el Valle no puede ser un lugar de reconciliación. Tiene que ser un lugar de reposo, un cementerio civil para las víctimas de la guerra civil y del franquismo que están allí enterrados», explicó.

Se trata de un importante cambio de posición. El pasado diciembre, en su iniciativa de reforma de la ley de memoria histórica, el PSOE defendió la necesidad de reconvertir el Valle «en un centro nacional de memoria, impulsor de la cultura de la reconciliación, la memoria colectiva democrática y la dignificación y reconocimiento de las víctimas de la guerra civil española y la dictadura, a través de proyectos y programas culturales, museísticos y de investigación».