El PSOE comienza este lunes una semana explosiva, que culminará en el comité federal del sábado y en la que la guerra por el control del partido entre partidarios y detractores de Pedro Sánchez, hasta ahora más o menos larvada, se librará de forma abierta. Los batacazos en Galicia y Euskadi (donde los socialistas volvieron a perforar su suelo electoral al ocupar la tercera y la cuarta posición, respectivamente) complican aún más las cosas al secretario general, quien ha anunciado a su ejecutiva que quiere convocar ya un congreso relámpago, con votación de las bases el próximo 23 de octubre, para intentar mantenerse en el puesto. Mientras tanto, los críticos, un bando al que pertenecen seis de los siete presidentes autonómicos del partido (la única excepción es la balear Francina Armengol), han comenzado a señalar, con expresiones más o menos crípticas, el camino que a su juicio debe recorrer el PSOE: pasa por la dimisión de Sánchez.

Ante esta ofensiva de sus contrarios, el secretario general ha anunciado en la reunión de la cúpula socialista, según varias fuentes presentes en el encuentro, su intención de convocar un cónclave para librar de una vez por todas esa batalla. No está del todo claro que vaya a salirse con la suya. El partido aprobó en abril un documento en el que se comprometía a no celebrar el congreso para elegir a un nuevo líder hasta que se resolviera la gobernabilidad de España. Sánchez quiere levantar esa suspensión, pero el organismo que debe tomar esa decisión es el comité federal, y los críticos ya han señalado que se piensan oponer en la cita del próximo sábado. En cualquier caso, los movimientos orgánicos también alejan las posibilidades de que el PSOE llegue a un acuerdo con Podemos y Ciudadanos para evitar las terceras elecciones, que ahora se encuentran aún más cerca.

Antes del anuncio de Sánchez a puerta cerrrada, la reacción más relevante sobre el batacazo del domingo ha salido del poderoso socialismo andaluz, al que pertenece la presidenta de la Junta,Susana Díaz, cabeza visible de los enfrentados al secretario general y probable relevo. “Los resultados de ayer son malos, sin paliativos. Hay que intentar cambiar el rumbo, hacer autocrítica y no poner paños calientes”, ha dicho el secretario de política federal del PSOE,Antonio Pradas, hombre de confianza de Díaz, a la entrada de la comisión permanente del partido, que se reúne este lunes para analizar la severa derrota en Euskadi y Galicia.

UN ORGANISMO AFÍN AL LÍDER

Los afines a Sánchez son mayoría en este organismo, pero allí también tienen asiento dirigentes enfrentados a él. Por ejemplo, Carme Chacón. “Los socialistas estamos obligados a una profunda reflexión. Es evidente que vamos cada vez a una derrota más dura. Un partido tiene que tener utilidad social. No podemos seguir así. Hay que despertar”, ha señalado a las puertas de la sede socialista, en la madrileña calle de Ferraz, la exministra de Defensa, actual secretaria de relaciones internacionales del PSOE.

También José Blanco, antiguo número dos del partido y exministro de Fomento, se ha unido a quienes exigen a Sánchez que asuma su responsabilidad. “Desolado. ¿Qué más tiene que pasar para que el PSOE reflexione?”, ha escrito en su cuenta de Twitter.

Otro miembro del PSOE que ha dado su opinión vía Twitter ha sidoEduardo Medina, que se midió con Sánchez en primarias. Ha calificado de "hundimiento electoral inmenso" el resultado del 25-S y ha considerado que se deben "asumir responsabilidades" y "cambiar de rumbo", al tiempo que ha recalcado que la celebración del congreso que propone Sánchez supone ir a terceras elecciones.

La dirección socialista no ha dado hasta ahora ninguna respuesta a los resultados, más allá de admitir que habían sido “negativos”. En una breve comparecencia sin preguntas, el secretario de organización, César Luena, señaló al ruido orgánico como una de las causas que explicarían la debacle. “La campaña se hizo en unas condiciones muy difíciles”, señaló la mano derecha de Sánchez quien no parece dispuesto a tirar la toalla.