Las acusaciones de injerencia rusa en la crisis sobre la independencia de Cataluña (con miles de tuits de perfiles falsos y la irrupción de Julian Assange y Edward Snowden en el debate en las redes) amenazan con deteriorar las relaciones bilaterales entre Madrid y Moscú, que habían logrado mantenerse en un buen nivel pese a las sanciones de la UE por la anexión de Crimea.

La portavoz de Exteriores rusa, Maria Zajárova, retó ayer al Gobierno español a probar lo dicho por los ministros de Exteriores, Alfonso Dastis, y de Defensa, María Dolores de Cospedal, y el presidente, Mariano Rajoy: «Nos gustaría que nuestros colegas españoles comiencen a responder acerca de sus palabras y presenten datos concretos», afirmó.

«El menosprecio hacia los hechos objetivos y el entusiasmo injustificado con que se lanzan acusaciones sin pruebas en base a fuentes dudosas no hablan bien de la diplomacia española», continuó antes de advertir: «Lo único que se consigue es dañar las relaciones ruso-españolas». Y ello pese a que el Gobierno español se ha cuidado mucho de vincular directamente a las autoridades rusas en el pirateo. Ningún ministro ni Rajoy han acusado directamente al Kremlin de esas interferencias.

Según denunció Dastis esta semana en Bruselas, el 50% de las informaciones falsas sobre la crisis catalana procedían de territorio ruso, aunque al mismo tiempo matizó que carecía de pruebas para vincular directamente al Gobierno que preside Vladímir Putin.

ASUNTO CLAVE / La posible injerencia rusa se ha colado ya en los discursos de todos los partidos en los últimos días. Albert Rivera (Ciudadanos) pidió anteayer a Mariano Rajoy que tome medidas ante esas interferencias y el PSOE solicitó ayer la comparecencia de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, en la Comisión de Secretos Oficiales, donde están todos los grupos, para abordar a puerta cerrada este delicado asunto, informa Juan Ruiz Sierra.