La secretaria general de ERC, Marta Rovira, plantó ayer al juez Pablo Llarena y huyó de España para evitar la acción del magistrado del Tribunal Supremo, que el mismo viernes comunicó el procesamiento por rebelión de la dirigente republicana. Rovira, que el jueves por la noche había renunciado a su escaño en el Parlament, comunicó su decisión en una carta a la militancia de ERC hecha pública por la mañana.

La exdiputada habría huido a Suiza, según fuentes de la investigación. En ese mismo país se encuentra desde hace varias semanas la exdiputada de la CUP Anna Gabriel, quien también huyó de España para eludir la acción de la justicia. Gabriel fue ayer mismo procesada por un delito de desobediencia.

Tras conocer la huida de Rovira y oficializarse su procesamiento, el fiscal del Supremo pidió al juez que dicte una orden internacional de búsqueda y captura para la dirigente republicana.

«El exilio será un camino duro, pero es la única forma que tengo de recuperar mi voz política», afirma Rovira en la carta dirigida a la militancia republicana. «Hoy emprendo un camino duro, un camino que, desgraciadamente, tantos otros que nos preceden han tenido que coger. El camino del exilio».

«SIENTO TRISTEZA» /«No puedo ocultar la profunda tristeza que siento de alejarme de tanta gente que quiero, y que quiero mucho», prosigue la misiva. «De tantas luchas compartidas durante tantos años con personas movidas por un único objetivo: cambiar la sociedad donde viven. Hacerla más justa. Personas dignas. Dejar de ver los paisajes que me rodean desde la infancia, de pasear por las ciudades donde he vivido... Siento tristeza, pero mucho más triste habría sido vivir silenciada interiormente».

El expresident de la Generalitat y diputado de JxCat, Carles Puigdemont, apoyó desde Helsinki, donde participaba ayer en una conferencia universitaria, la «buena decisión» de la secretaria general de ERC. Puigdemont, que huyó hace cinco meses y buscó refugio en Bruselas, donde reside desde entonces, aseguró ayer no había hablado nunca con Marta Rovira de la posibilidad de que ella abandonara España. «Por tanto», dijo, «no ha sido una acción coordinada».

«Entiendo que Rovira quiere poner énfasis en la anomalía democrática que hay. Desde este punto de vista, podremos colaborar seguramente mucho más de lo que hemos hecho hasta ahora». Sobre su propio procesamiento y el de otros 12 líderes soberanistas por rebelión, el expresident consideró: «Forma parte del itinerario de la macrocausa general contra el independentismo. Era evidente: continúa la idea de querer acabar con el independentismo».

En su carta a los militantes de ERC, Rovira dice: «Cada día, cada hora sentía mi libertad limitada por amenazas judiciales arbitrarias. No me sentía libre. No me reconocía. Estas últimas semanas he vivido dentro de una prisión interna. El exilio será un camino duro, pero es la única forma que tengo de recuperar mi voz política. Es la única forma que tengo de levantarme en contra del Gobierno del Partido Popular, que persigue a todo el que está a favor de votar, y que castiga a cualquiera que intenta cambiar lo prestablecido y lo establecido».

«Un Gobierno que está dispuesto a saltarse el Estado de derecho y las libertades civiles para conseguir sus fines políticos. Tengo una hija, Inés. Las madres saben cómo la quiero. Y cuán fuerte es el sentimiento de darle todo lo que le pueda dar. El exilio me permitirá hacerle de madre, y se lo merece. Mucho. Os quiero decir una última cosa. No dejéis que el rencor se apodere de vosotros».

Por otra parte, el fiscal estudia a Jordi Turoll por un presunto delito de alzamiento de bienes. El pasado junio traspasó todas sus propiedades y cuentas bancarias a su mujer, tres meses antes del 1 de octubre.