El 'president', Carles Puigdemont, se ha quedado sin buena parte de su 'argumentario', basado en la idea de que el Gobierno no quiere recibirle para negociar. Y Mariano Rajoy también tendrá que explicar a los más contrarios al soberanismo de qué habló en secreto con el presidente catalán. Y es que finalmente este miércoles se confirmó que sí, que pese al secretismo, medias verdades y mentiras de los últimos días, hubo reunión entre ambos dirigentes, como habían apuntado el delegado del Gobierno, Enric Millo, y el socialista Miquel Iceta. Fue el 11 de enero y no de forma improvisada sino en la Moncloa y con un almuerzo de por medio por espacio de más de dos horas. Eso sí, sin avances respecto a la cuestión que les divide: el referéndum.

La revelación, avanzada por 'La Vanguardia', abre una serie de interrogantes sobre las formas y el fondo del asunto. En relación a las formas, el Govern ha quedado en un mal lugar en cuanto a su respeto por la verdad, dado que desde el domingo tanto Puigdemont como la 'consellera' y portavoz del Ejecutivo, Neus Munté, se han esforzado, en público y en privado, en negar una cita que existió. La Moncloa fue menos explícita y Rajoy hizo de Rajoy el lunes, cuando sugirió que si ha habido reuniones discretas no sería él quien las revelara.

SANTAMARÍA Y LOS AYUNTAMIENTOS

Y después de abonarse a la ambigüedad durante semanas para desviar el tema y no mentir, el líder del PP estuvo de nuevo este miércoles más marianista que nunca. El presidente vino a confirmar entre líneas la cita con el jefe del Ejecutivo catalán y repitió los argumentos que en aquellos días de enero manejaba la Moncloa para convencer al 'president' de que acudiera a la Conferencia de Presidentes.

En el Congreso, Rajoy se vio obligado a pronunciar unas palabras ante la insistencia de los periodistas y comentó que él quería que Puigdemont participara en ese cónclave para que hablara de financiación, dependencia, empleo y los problemas demográficos. Y subrayó que lo que no puede tratar es de cómo "saltarse la ley". "Yo no puedo autorizar un referéndum que pretende lisa y llanamente liquidar la soberanía nacional", se quejó, avanzando entre los periodistas y sin querer responder a ninguna pregunta concreta del asunto.

Fuentes de la Moncloa dudan de la utilidad de una nueva reunión si la Generalitat incluye como único punto el referéndum. El Gobierno solo está dispuesto en estos momentos a abordar las 45 reivindicaciones que Puigdemont le planteó el año pasado. Por su parte, Soraya Sáenz de Santamaría, se va a centrar en ese diálogo con las 'otras instituciones' catalanas y quiere entrevistarse con regidores socialistas y también con la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau,explican fuentes de la vicepresidencia.

¿DE QUÉ HABLARON?

Puigdemont siguió sin aclarar el asunto pese a tener la ocasión perfecta: la sesión de control en el Parlament. Dado que ningún grupo de la oposición se lo preguntó directamente, el 'president' calló y se limitó a mantener que no ha habido ni hay negociación sobre el referéndum. "Cuando lamentamos que al otro lado el Gobierno español y la oposición no tienen la mínima conviccion de dialogar sobre esto [el referéndum] estamos diciendo la verdad con conocimiento de causa", se limitaba a apuntar, culpando nuevamente a su adversario de la situación. Y añadió que todavía no ha planteado formalmente a Rajoy la posibilidad de acordar un referéndum. ¿De qué hablarían entonces en el almuerzo del 11 de enero?

Quizá para desviar la atención, el 'president' siguió con la contundencia habitual cuando habla de la consulta: "No vamos de farol". El Govern, pese a haber mentido, todavía mantiene que la entrevista formal con Rajoy está por celebrarse.Y Puigdemont se permitía afirmar: "No tengo doble lenguaje, quizá el problema es este". Es decir, que el 'president' se escuda en que el almuerzo sirvió de poco. De hecho, ni siquiera el Govern quiso confirmar o desmentir al cita. En paralelo seguirán los trabajos del Pacte Nacional pel Referèndum, que ya ha abierto su web con el manifiesto y cuenta con apoyos como el del líder de Podemos, Pablo Iglesias.

La oposición ha afeado al Gobierno catalán su actuación. El portavoz de En Comú Podem en el Congreso de los Diputados, Xavier Domènech, pedía "dialogar sin un doble discurso". Y la líder de Ciutadans, Inés Arrimadas, le acusó de mentir.