Horas después de que Pedro Sánchez tumbara a Susana Díaz en las primarias, Mariano Rajoy aseguró que el triunfo del dirigente socialista no cambiaba «nada». Con una actitud esquiva, el jefe del Ejecutivo no quiso argumentar su afirmación. Es evidente que les separan muchas cosas, no solo ideológicamente, también en el trato personal. Pero, pese a que son conscientes de que su regreso endurecerá la oposición socialista, fuentes del PP y del Gobierno subrayan que esa victoria «no ha cambiado la aritmética parlamentaria» y que las leyes se aprueban con «mayorías numéricas», no con «numeritos en el hemiciclo» como el de la moción de censura.

Y en esa combinación de mayorías (con los 32 diputados de Ciudadanos ya asegurados), Rajoy ha sabido granjearse el apoyo del Partido Nacionalista Vasco (PNV), clave esta legislatura. El respaldo de los nacionalistas vascos, que en contrapartida reciben ayuda del PP para las cuentas del Gobierno de Vitoria, permite al jefe del Ejecutivo alargar la legislatura hasta, como mínimo, mediados del año 2019. Para ello es vital poder aprobar Presupuestos y los populares tienen el compromiso de sus socios de que les ayudarán a sacar también los del año próximo. Si después Rajoy debe prorrogar los del 2018 porque se queda sin apoyos (el PNV tendrá elecciones y puede querer marcar distancias), el PP podría adelantar las generales a mediados del año 2019.

ALIANZA ESCENIFICADA / Esta próxima semana, el pleno final de Presupuestos escenificará esta alianza, en la que, además del PNV, contará con el codiciado voto determinante de Pedro Quevedo (Nueva Canarias). «Es normal que el apoyo que hemos negociado se mantenga para los próximos Presupuestos del 2018 porque el techo de gasto se negocia dentro de dos meses y no tiene sentido que nuestra filosofía económica ni la del PNV o Nueva Canarias cambien en cinco meses», afirmó un alto cargo del Ejecutivo.

Además, fuentes del PP subrayan que también cuentan en sus cábalas con el respaldo «intermitente» del PDECat. La antigua Convergència apoyó el decreto de la estiba. El PDECat vivió como un agravio el pacto que el PNV arrancó al Gobierno y comenzó ahí un cambio en su oposición. Del enfrentamiento frontal con el PP, los exconvergentes han optado por intentar recuperar su perfil histórico de partido útil que defiende en Madrid el interés de Cataluña, algo en lo que ha ayudado la inhabilitación de Francesc Homs, sustituido por Carles Campuzano, de perfil menos beligerante.

En los pasillos del Congreso los populares se jactan de que los nacionalistas han transitado de una oposición beligerante a una actitud colaborativa. En el PP dan por hecho que esos apoyos se evidenciarán en las votaciones de las leyes más importantes que Rajoy quiere sacar antes del fin de legislatura. En este sentido, en el Gobierno dan por hecho que en la mayoría de las iniciativas económicas hay una mayoría en la Cámara de 183 escaños (Partido Popular, Ciudadanos, PDECat, PNV y Coalición Canaria) que le apoyará sus propuestas. Y en los «debates constitucionales» y a falta de que Sánchez concrete su nueva apuesta por la «plurinacionalidad», esperan que el PSOE no modifique su posición de fondo y siga alineado junto con el PP y Ciudadanos.

Fuentes de Podemos y sus fuerzas de apoyo admiten entre líneas que la legislatura llegará hasta donde Rajoy quiera. La sintonía con el PSOE es tan deseada como denostada: podemistas y socialistas deben correr maniatados en el mismo equipo y a la vez competir entre ellos.

EL ‘CASO LEZO’ / Las alianzas del PP en la Cámara baja para aprobar los Presupuestos están permitiendo a Rajoy sobrellevar mejor el último escándalo de corrupción que afecta a su partido, el caso Lezo, por el que el Congreso ha reprobado al ministro de Justicia, Rafael Catalá; al fiscal general del Estado, José Manuel Maza, y al fiscal anticorrupción, Manuel Moix. Las consecuencias de estas recusaciones, que apoyaron todos los grupos menos los populares, no tienen ningún efecto porque no obligan en nada al Gobierno, y no han inmutado a Rajoy. Parece que solo están agrandando el descrédito de la separación de poderes.