El Gobierno no levantará la aplicación del artículo 155 de la Constitución que pesa sobre Cataluña como respuesta a lo que considera el desafío planteado por Quim Torra al incluir en su primer Consell Executiu a políticos presos y huidos. Así lo comunicó ayer por la tarde Mariano Rajoy a Pedro Sánchez y Albert Rivera en conversación telefónica.

El argumento que esgrime el Gobierno central es que los exconsellers restituidos que tienen cuentas pendientes con la justicia no podrán tomar posesión de sus cargos al estar o bien privados de libertad o bien en el extranjero. Por este motivo, el Gobierno que tiene la potestad de publicar el nombramiento del nuevo Govern en el Diari Oficial de la Generalitat (DOGC) no lo hará y por tanto el Govern no llegará a ser efectivo. El artículo 155 se levanta de forma automática con la constitución del nuevo Govern. Pero, si no se oficializan los nombramientos, la intervención de la autonomía persiste de forma automática.

En la encrucijada entre recuperar el control total de la Generalitat y mantener la estrategia de choque con el Estado, Torra eligió ayer el segundo camino. El presidente de la Generalitat anunció un Govern con consellers presos y huidos cuya toma de posesión no puede darse todavía por hecha. Torra asumió todos los desafíos posibles.

Josep Rull y Jordi Turull, presos en Estremera por su implicación en la declaración de independencia de octubre, recuperaban en teoría sus puestos en Territori y Presidència. Lluís Puig y Toni Comín -en contra del criterio de su partido, ERC-, desplazados a Bélgica para huir de la justicia española, estaban llamados a volver a ocupar las carteras de Cultura y Salut.

Además, Exteriors mantiene rango de conselleria, aunque su denominación oficial cambia de Afers Exteriors a Acció Exterior. Al frente debería situarse la principal sorpresa del Govern Torra: Ernest Maragall, que vuelve de la mano de ERC a la primera línea política. El hermano del expresident Pasqual Maragall ya fue conseller cuando era socialista, en el tripartito que dirigió José Montilla. También regresa otro peso pesado de la misma época, Josep Bargalló, que los republicanos han situado al frente de Ensenyament.

LA SOMBRA DE PUIGDEMONT / La sombra de Carles Puigdemont, de quien Torra se proclama vicario, es evidente en la lista. Frente a la voluntad de amplios sectores del independentismo de pasar página del enfrentamiento abierto con el Estado, el nuevo president insiste en el camino que abrió su antecesor.

La reacción de La Moncloa no se hizo esperar, en forma de comunicado en el que amenaza con bloquear el nuevo Govern. El Ejecutivo de Mariano Rajoy recuerda que es «el único órgano competente para autorizar la publicación del decreto de nombramiento propuesto», y añade que «analizará la viabilidad del Govern anunciado, dadas las circunstancias personales de algunos de los designados». La lista de consellers demuestra además, en opinión del Gobierno, que la voluntad de diálogo expresada en la carta que Torra envió a Rajoy «no es sincera». La posibilidad de que se mantenga el 155 cobra fuerza.

POCAS SORPRESAS / El resto de nombres del Govern ofrece pocas sorpresas. Se confirma la consagración de Elsa Artadi como mujer fuerte de JxCat: pese a que la restitución de Turull la priva de ser consellera de Presidència -al menos de momento-, se situá al frente de Empresa y se convierte en la nueva portavoz del Ejecutivo. Quien sí se queda por ahora fuera del Ejecutivo es Damià Calvet, que podría sustituir a Rull si no puede tomar posesión en Territori.

La lista también corrobora el salto de Pere Aragonès, que se convierte en la figura más poderosa de Esquerra después de que Oriol Junqueras y el resto de dirigentes renunciaran a repetir en el Govern. Aragonès ocupará los puestos que en la anterior legislatura pertenecieron al líder republicano: será vicepresidente y conseller de Economia i Hisenda.

Miquel Buch en Interior y Jordi Puigneró en Polítiques Digitals i Administració Pública -departamento que sustituye a Governació- completan la lista por parte de JxCat. Ester Capella en Justícia, Chakir El Homrani en Treball y Teresa Jordà en Agricultura son el resto de elegidos por ERC.

Es un Govern paritario en cuanto a las fuerzas políticas que lo componen, pero queda muy lejos de ese objetivo en cuestión de género. De los 14 miembros del Ejecutivo, contando con Torra, solo tres son mujeres. Las críticas han llegado desde todos los frentes, incluido el interior: el diputado de ERC Ruben Wagensberg, por ejemplo, afirmó que «no hay excusa posible para explicarlo».

La oposición también se ensañó con esa falta de paridad, además de subrayar que Torra ha buscado más el enfrentamiento con el Estado que el fin de la intervención de la Generalitat. De hecho, la líder de la oposición, Inés Arrimadas, afirmó, en línea con lo que defiende Ciutadans en las últimas semanas, que «así no se puede levantar el 155». «No quieren gobernar, sino desafiar a la mayoría de catalanes y a la legalidad democrática. Un president supremacista, un plan ilegal anunciado en el Parlament y un Govern con dos presos y dos fugados que dieron un golpe contra la democracia», añadió.

«GRAVE ERROR» / El líder del PSC, Miquel Iceta, también calificó de «grave error» que Torra trate de incorporar a su equipo a «personas que no se van a poder dedicar plenamente y de forma exclusiva», y de «inexcusable» la falta de paridad entre hombres y mujeres. Las primeras decisiones del nuevo presidente de la Generalitat, en su opinión, «no son en absoluto esperanzadoras».