La liquidación de Jordi Jané como ‘conseller’ de Interior y de Albert Batlle como director general de la policía -dos políticos que manifestaron de forma inequívoca quie harían respetar la legalidad vigente- y su relevo por, respectivamente, Joaquim Forn y Pere Soler -dos políticos que han dejado claro que están dispuestos a llegar hasta el final con el 1-O- ha dejado patente la intención del Govern de garantizarse que los Mossos d’Esquadra no serán un obstáculo para esa consulta. Esa decisión ha colocado a la Policia de la Generalitat en medio de la tormenta del ‘procés’: ¿Qué harán los mossos? ¿Cumplirán con la legalidad constitucional y, llegado el caso, retirarán las urnas y cerrarán los centros de votación? ¿Obedecerán órdenes del Govern y se negarán a ejecutar las resoluciones judiciales?

Si la situación es de un inminente choque de trenes, da la impresión de que los Mossos están atados a los raíles y a punto de ser atropellados por una o quizás las dos- instituciones.

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¿Pero qué piensan los propios mossos de esta situación en que se encuentran? Sin pretender realizar una encuesta representativa de un cuerpo con 16.783 integrantes pero sí con la intención de darles la palabra, este diario difunde varias cartas enviadas por mossos y que comenzaron a llegar el pasado lunes. Para evitar sanciones a sus autores, ya que los mossos, como policías, no pueden expresar opiniones políticas, este diario omite su identidad, aunque garantiza que en todos los casos se trata de mossos en activo.

"SÍ, LA SITUACIÓN ASUSTA"

En las cartas queda patente la pluralidad del cuerpo. Hay mossos independentistas y mossos que no lo son. No obstante, en las misivas, la mayoría de los remitentes asegura que, al margen de su ideología, cumplirá la legislación vigente. Solo uno está dispuesto a desobedecer.

Eso sí, hay muchas coincidencias en sus opiniones. Una de las principales es denunciar que se les haya colocado a ellos, simples funcionarios, en este compromiso. «Yo voté el 9-N. Pero los Mossos no tendríamos que estar nunca en ese debate», comenta un mosso, que reconoce: «Sí, la situación asusta». «Asisto asombrado al circo mediático en que nos han colocado», señala otro policía. «Pido respeto para los Mossos. La policía no ha de estar en medio de este debate», reclama otro agente. Un compañero acusa a «los políticos de habernos puesto en medio, como si la policía pudiera escoger qué leyes obedece».

Para un mando intermedio, «poner la presión en quién está para garantizar la convivencia es un error muy grave». Este oficial critica duramente a aquellos que reclaman que los policías se la jueguen y que desobedezcan una orden judicial. «Es fácil amenazar a padres y madres de familia. Fácil y cobarde». Otro de los firmantes reprocha a «sectores del independentismo catalán radical» que «exijan a los mossos que ignoren las leyes españolas» cuando esos mismos sectores «han apadrinado graves episodios de violencia callejera, sobre todo en Barcelona».

Muchos confiesan que desde hace semanas todo el mundo les pregunta qué van a hacer. «Familiares y amigos no paran de preguntarme qué haremos» cuenta uno en su carta. Otra agente explica que no hay reunión familiar o de amigos en que no le planteen esa cuestión.

NECESARIA NEUTRALIDAD

Todos coinciden en la necesaria neutralidad del cuerpo. «La policía no ha de estar al servicio de los políticos, si no de la ciudadanía. La gente ha de poder ver que los mossos, seas de la opinión que seas, defenderá tus derechos y se mantendrá lejos de finalidades políticas ». Otro mosso señala: «Respeto todas las opiniones políticas. Yo tengo la mía. Pero de uniforme no tengo color político».

Pero como señala un agente que se declara independentista, «no podemos pecar de ingenuos. Esto va a tener consecuencias sobre todos, también sobre la policía. Cada policía vivirá un conflicto personal y habrá de tomar una decisión ante situaciones en que nos encontraremos».

La exigencia de neutralidad no quita que muchos de esos mossos critiquen, por una parte, «al Gobierno español, que no deja otra alternativa a muchos catalanes que sumarse a la vía independentista de la unilateralidad», como dice uno de los policías, y por otra, como señala otro agente, «a un Govern que purga a los que piensan diferente». «Los ceses en Interior no ayudan a mantener la calma».

Según varios de los autores de estas cartas, casi todos los integrantes del cuerpo tienen claro que defenderán la legalidad vigente. “La mayoría es consciente de que ha de defender la legalidad, esté de acuerdo o no. No hay fisuras», comenta uno. Otro plantea cuestiones a quienes les piden que desobedezcan la ley: «¿A dónde vamos? ¿A escoger qué leyes son buenas y cuáles, no? ¿Quién decide eso? Las leyes nos dan la seguridad jurídica para hacer nuestro trabajo, aunque a veces pensemos que esa ley en concreto no es del todo justa. Sin la seguridad de la ley, la sociedad se derrumbaría».

ACEPTAR LAS CONSECUENCIAS

Uno de los mosso se muestra dispuesto a desobedecer. Sostiene que «tras meditarlo mucho, y valorando las consecuencias personales, profesionales, económicas y penales, me negaré a retirar las urnas y a privar a la ciudadanía de un derecho universalmente reconocido. Y no actuaré así por ser independentista, si no por mis principios personales, por mi familia». En su opinión, precisamente su condición de mosso le obliga a ello. «Creo que como mossos somos garantes de la protección de los derechos colectivos de la sociedad».

En cambio, un mando intermedio avanza su compromiso en la defensa de la Constitución: «Que tengan presente que estaremos a las órdenes de lo que ha hecho fuerte a la sociedad que vivimos: la mejorable Constitución. Haremos lo que nos enseñaron en la Escuela de Policía: hacer que se cumpla ley».

Algunos denuncian un clima de presión en las comisarías. «Sí, hay miedo a hablar si piensas diferente y a expresar algo tan simple como que aplicaremos la ley». Otro denuncia que «se ha empezado a señalar» y a acusar de «unionista español, de facha o de trabajar para el CNI a quien no comparta su ideología».