Seguimos con el 1-O, quizás nos arrancan la cabeza, pero seguimos». Esta frase, procedente del Gobierno de Junts pel Sí, responde al estado de ánimo en los cuarteles generales del independentismo gubernamental. Es evidente que, según ha admitido ayer el vicepresidente catalán, Oriol Junqueras en TV-3, tras el varapalo judicial y policial del miércoles a los cerebros de la consulta, «no se podrá votar como siempre». Pero ello no hace de momento precipitar acontecimientos al frente del sí, que trabaja en el día a día, la movilización y la actuación unitaria de todo el bloque soberanista. Un día a día en el que Puigdemont dio ayer un golpe de efecto directamente contra Rajoy -que el miércoles dio por desarticulado el referéndum- dando a conocer los puntos de votación de todos los ciudadanos a lo largo de Cataluña. Una muestra de que existe un plan b y que la Generalitat, que sí cuenta con un censo, hará todo lo posible para vencer a Rajoy en el conflicto claramente beligerante.

En un mensaje anoche en las redes sociales, Puigdemont volvía a cargar contra el Estado y anunciaba que el 1-O «se hará el referéndum de autodeterminación que tenemos convocado, se hará porque teníamos previstos planes de contingencia para garantizarlo pero, sobre todo, se hará porque tiene el apoyo de la inmensa mayoría de la población que está harta de la prepotencia y de los abusos del Gobierno del PP».

«GANAR EL DESAFÍO» / El president añade que la consulta ya no tiene que ver con «decidir un vínculo político con el Estado, sino de si queremos vivir en un régimen plenamente democrático». En el mensaje, Puigdemont se felicita por las manifestaciones en ciudades del Estado y pide que se siga «defendiendo» la celebración del referéndum hasta el mismo 1-O para logar «ganar el desafío que nos plantea un Estado autoritario»:

El plan b activado por Puigdemont pasa por puntos de votación que incluyen por primera vez centros de salud. Y en el listado de Barcelona se incluyen centros cívicos de titularidad municipal. Al ser un centro abierto al público los domingos nadie tendría que dar las llaves. De esta manera, Ada Colau podría cumplir su idea de no tener que poner en riesgo al consistorio ni a los funcionarios, ya que nadie tendría que autorizar las entradas y salidas del recinto.

Un cargo del PDECat lo explica en estos términos. «No sabemos qué pasará mañana», con lo cual hacer hipótesis sobre alternativas al referéndum, incluida la declaración unilateral de independencia (DUI), queda todavía lejos de los cálculos. «Si no podemos hacer un referéndum, ¿cómo vamos a hacer una DUI?», reflexiona este mismo cargo posconvergente.

Lo cierto es que, tal como admitía la diputada de la CUP Gabriela Serra en su intervención en la movilización de ayer ante el TSJC, es cierto que las cosas puede que no sean iguales que en unos comicios ordinarios. «Iremos a votar a las plazas, a las calles o a los colegios», espetó. Es decir, un sistema de votación poco ortodoxo.

También es verdad que en el entorno del presidente catalán, al hablar de la DUI, se recuerdan precedentes de la historia reciente como la declaración unilateral de independencia de Eslovenia, que logró el reconocimiento de la comunidad. No es que este ejemplo deba seguirse ahora en Cataluña, pero ahí queda citado el precedente.

«La DUI no está madura todavía», afirma otro soberanista.

Siguiendo la hoja de ruta de Junts pel Sí del programa electoral del 27-S del 2015, si se producía una mayoría absoluta de escaños independentistas, la República catalan debía llegar en 18 meses. Nada se decía allí del referéndum, que ha sido una opción sobrevenida de la CUP.