Carles Puigdemont entendió el mensaje del rey Felipe del pasado 3 de octubre como un alineamiento del jefe del Estado con las medidas políticas del Gobierno de Mariano Rajoy y, por extensión, con la acción policial del 1-O, lo que motivó una respuesta casi inmediata del entonces todavía president. Para Puigdemont, Felipe VI, con sus palabras, dejó al descubierto a los dos millones de catalanes independentistas. El tradicional mensaje navideño del monarca llega, este año, apenas tres días después del 21-D. Es decir, 72 horas después del triunfo de Ciutadans, pero sobre todo, de la consolidación del independentismo como fuerza que lidera políticamente Cataluña.

Puigdemont, satisfecho ahora con los resultados de la contienda electoral, vuelve a ese mensaje del 3 de octubre. En una entrevista a la agencia Reuters, desde su refugio belga, Puigdemont señala que Felipe VI tiene una oportunidad en el mensaje de Navidad (que, por cierto, no retransmitirá TV3) para que empiece la «rectificación».

EL REY, «ÁRBITRO» / Ese mismo discurso lo repitió ayer el portavoz de Junts per Catalunya (JxCat) y diputado electo, Eduard Pujol, que ayer aterrizó en Barcelona desde Bruselas, que pidió al Rey que «retorne a la figura de árbitro que siempre ha tenido el jefe de Estado» y que no «riña» ni se «posicione al lado de una determinada postura» en el conflicto catalán.

Para Puigdemont, el Rey, ese 3 de octubre, «se equivocó porque prefirió ser el monarca del 155 y del Gobierno español, que no el jefe del Estado», por lo que cree que rechazó formar parte de la solución de la situación entre la Generalitat y el Estado. «Fue casi la propia monarquía la que se autoexcluyó de una solución futura», ha reprochado.

Con todo, la fijación ahora del expresident es poder volver a Barcelona y ser investido presidente, gracias a esa mayoría absoluta secesionista. «Soy el presidente de un gobierno regional y seguiré siéndolo si el Gobierno respeta los resultados de las elecciones».

Preguntado si acudirá al pleno de constitución del Parlament, Puigdemont responde que «sería lo natural» y que si no puede prometer el cargo supondrá «una gran anormalidad para el sistema democrático europeo».

¿Y si no puede acudir al Parlament, bien sea porque se queda en su retiro o es detenido al pisar España? Uno de los nombres que ha salido a la palestra ha sido el de la jefa de campaña posconvergente, Elsa Artadi. Pero Artadi se descartó ayer sábado para tal cometido. En declaraciones a RAC-1, afirmó que no se plantea ningún otro candidato alternativo a ser investido.

El abogado del expresidente, Jaume Alonso-Cuevillas, ha rechazado por su parte que pueda ser investido desde Bruselas. Ha explicado que solo se puede recoger el acta de diputado a distancia, pero no participar en los debates parlamentarios, incluyendo la investidura. «La única opción que tiene Puigdemont es volver». Pero si vuelve, será detenido y encarcelado incondicionalmente, según ha explicado a Catalunya Ràdio y RAC1.

Quien no seguirá la vía de irse a Bélgica es Artur Mas, a quien el juez del Supremo ha incluido en la ampliación de la investigación que se sigue por un posible delito de rebelión en el procés. «No tengo ninguna intención de irme, cosa que no quiere decir que no pueda entender que él (Puigdemont), en su condición de president de la Generalitat, lo hiciera. Yo no soy presidente de la Generalitat y por tanto no me planteo irme», ha dicho.

Por su parte, el exvicepresidente Oriol Junqueras, se pone, en su primer tuit tras el 21-D, al servicio «de la libertad y la justicia social, de la democracia y de una sociedad que tiene el derecho a ser lo que quiera si así lo quiere una mayoría de sus ciudadanos».