No hubo sorpresas. Sergio Ramos no marcó en el minuto 93. PDEcat y ERC concurrirán a los comicios del 21-D cada uno por su cuenta. O lo que es lo mismo, Carles Puigdemont, hoy en Bruselas, y Oriol Junqueras, hoy en el centro penitenciario Madrid 7, en Estremera, competirán por hacerse con el liderazgo del electorado independentista. En la medianoche del martes vence el plazo para la inscripción de coaliciones y ninguna se ha registrado que ataña a los dos partidos. Nada impide que, antes del 14 de noviembre, se presente una lista mixta con miembros de ambos partidos, pero ello significaría partir de cero. No contar con subvenciones, ni presencia en los debates por tratarse de una candidatura nueva. Tampoco la CUP, finalmente, ha inscrito ninguna ‘marca blanca’.

Obvio es que la pugna Puigdemont-Junqueras es una de las múltiples lecturas que tendrán las elecciones convocadas por Mariano Rajoy, un plebiscito de plebiscitos. La principal será, obviamente, si el peso específico del independentismo supera el 50% de la masa electoral. Para ello, y para dotar los comicios de cierto tono plebiscitario, las dos fuerzas (tres, si la CUP se suma) compartirán algunos puntos programáticos. A falta de pulir detalles, la defensa de la república proclamada el 27 de octubre y la exigencia de la amnistía a los presos parecen más que seguros ítems de ese cintillo común entre candidaturas.

Se configura, curiosamente, el escenario que previó Oriol Junqueras para el 27-S, el de la ‘lista paraguas’. Varias candidaturas con un tronco común que permita la suma inequívoca de las papeletas independentistas. ¿Qué ha cambiado entre julio del 2015 y noviembre del 2017? Básicamente que el PDECat, a diferencia de Artur Mas, no ha tenido en la negociación la llave maestra de poder o no convocar las elecciones.

A la cumbre de julio del 2015, ERC acudió tras nueve meses de desgaste y presión por parte del entorno mediático de, entonces, CDC para que aceptara una lista única. El #pressingERC. Un desgaste que mtuvo su reflejo demoscópico. En la reunión del Palau de la Generalitat, Mas planteó que sin lista única, es decir, sin una especificidad plebiscitaria como que su partido y ERC fueran de la mano, él no convocaba. Una cosa y la otra llevó a la cesión de Junqueras.

La asamblea de la CUP

Pero para que el ‘plan paraguas’ sea completo, la CUP debe de presentar su lista. En la asamblea del domingo, la militancia anti-capitalista podrá escoger entre cuatro opciones. El primero de estos escenarios es no participar en estas elecciones, por “ilegitimas”. La segunda opción pasa por apoyar una ‘lista blanca’, integrada por personalidades de la sociedad civil catalana. De momento, nada se sabe de una candidatura de ese perfil.

El tercer escenario propuesto por la CUP pasa por la creación de un frente de partidos de la izquierda soberanista, con ERC y otros sectores no necesariamente independentistas, como el de Albano Dante Fachín. Algo a lo que ERC ya ha dicho que no, puesto que su plan es, o bien una lista de los tres partidos o concurrir en solitario. Nada de bailar a dos, algo que les alejaría de parte de su posible electorado. La cuarta posibilidad que baraja la CUP es presentarse en solitario.