El Govern ha decidido jugar a fondo la batalla de la internacionalización del proceso independentista. Y para ello es fundamental la construcción y comunicación de un relato. El nexo en común que une la conferencia del 'tridente gubernamental' (Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y Raül Romeva) en Bruselas, la semana pasada, con el artículo de Carme Forcadell en el primer diario del mundo (el 'The New York Times') y la recepción al cuerpo consular de este miércoles es la percusión en la misma idea. El Govern quiere un acuerdo con el Estado español para hacer un referéndum y que el Ejecutivo de Mariano Rajoy hace oídos sordos al diálogo político "con obstinación cerrada".

Ante los representantes de más de 100 países acreditados en el cuerpo consular (tercera ciudad del mundo que no es capital de Estado que dispone de esta representación, tras Nueva York yHong Kong), Puigdemont ha mostrado su determinación por llevar a cabo el referéndum. "El derecho de autodeterminación", al que no pocos países presentes se han acogido como vía de convertirse en Estado, "es insobornable", ha dicho el 'president', que también ha alegado que el conflicto político entre España y Catalunya solo "se soluciona" con una consulta vinculante.

LÉXICO BUMERÁN

Puigdemont, dándole la vuelta léxica a los términos, ha tildado de "unilateral" la negativa de Mariano Rajoy de ni tan solo considerar la posibilidad de realizar el referéndum. Asimismo ha acusado al Estado de querer "encerrar" a Catalunya en "sus fronteras". Una paradoja en toda regla por cuanto la creación de un nuevo país independiente comportaría el levantamiento de algún tipo de frontera, por muy laxa que se imagine.

El 'president', y también el 'conseller' de Exteriors, Romeva, ha recordado la vocación de apertura al mundo de Catalunya y los catalanes y su voluntad no por no ser meros espectadores pasivos. Es esta voluntad por tomar "decisiones" y "ayudar en la construcción del proyecto europeo" donde ambos han anclado, también, el 'procés', sin duda para desligarlo de algunos populismos (empezando por el que, a la postre, propició el 'Brexit') que tienen a la Unión Europea en el blanco de sus críticas.

En cualquier caso, Puigdemont, tras presumir de los resultados macroeconómicos catalanes, y de su liderazgo dentro de España, ha recordado que el proceso independentista "ha superado muchos obstáculos, muchas pruebas de estrés" y que estas no han podido, ni podrán "acabar con el deseo de los catalanes de decidir ante una urna, como tampoco lo harán las amenazas". Alusión esta a la judicialización emprendida por el Gobierno de Mariano Rajoy y que tendrá su máxima expresión el próximo lunes, con el juicio a Artur Mas por el 9-N.