Cuando Carles Puigdemont tomó las de Villadiego con dirección a Bruselas, en su partido y en el conjunto del independentismo muchos quedaron ojipláticos. No acertaban a entender el objetivo de su tocata y fuga, que consideraban refractaria cara a un electorado al que se le estaba a punto de confesar el engaño de la vía unilateral. Luego el PDECat tuvo que morderse los nudillos cuando el expresidente disolvió la imberbe sigla en su experimento de Junts per Catalunya, con la esperanza de que así levantaran cabeza en las encuestas. Pues quién sabe si la estrategia de Puigdemont no era tan alocada.

La expectativa de que la polarizada partida del 21-D bata todos los récords de participación ha abierto en cada uno de los bloques una fratricida batalla interna por sus respectivos liderazgos. Según la encuesta preelectoral del Gabinete de Estudios Sociales y Opinión Pública (Gesop) para el Grupo Zeta, Puigdemont está en condiciones de disputarle la victoria electoral a Oriol Junqueras, ante quien juega con la ventaja de poder hacer campaña en libertad, aunque sea a un millar de kilómetros de distancia. En el otro frente, el constitucionalista, el combate entre Inés Arrimadas y Miquel Iceta por la medalla de bronce se ha encarnizado hasta el extremo de que ambos están empatados a votos y escaños.

Observando la secuencia fotográfica mensual que lleva ofreciendo el Gesop desde octubre, ERC ha perdido en los últimos dos meses una quincena de diputados, de los que una decena han pasado a engrosar las arcas de JxCat. De 43-44 a 30-31 parlamentarios ha pasado Junqueras en el tiempo transcurrido entre el 1-O y la antesala de la campaña electoral, durante el que el exvicepresidente del Govern ha sido encarcelado. Y es que Marta Rovira no consigna el mismo tirón en el cuerpo a cuerpo con Puigdemont, cuyo partido se movía hace dos meses en los 18-19 representantes y ahora podría conseguir 29-30.

Pese a tantos movimientos internos, el bloque secesionista continúa perdiendo solidez. Con los cupaires en 7-8 escaños, igual que en noviembre, la mayoría absoluta independentista pende de un hilo al colocarse en 66-69 diputados.

Pero las cuentas tampoco le salen al constitucionalismo, pese a seguir ganando terreno hasta situarse en 56-59 parlamentarios, seis más que en octubre y dos más que en noviembre.

El partido que más crecería respecto a aquellos comicios sería el PSC, tras atraer a una quinta parte de quienes votaron a Catalunya Sí que es Pot, el 15,9% de los electores de Ciutadans y al 15% de los abstencionistas. C’s y PSC están empatados con 25-26 escaños y el 19% de los sufragios. El desatascador de los bloques quiere ser Catalunya en Comú Podem, pese a que la confluencia paga su ambigüedad con un retroceso de 11 a 9-10 escaños.