Antonio Hernando ha llevado a cabo este miércoles, durante el pleno sobre los Presupuestos Generales del Estado, uno de sus discursos más duros contra el PP. Nada que ver con la intervención que el portavoz del PSOE llevó a cabo a finales del año pasado durante el debate de investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno, que los socialistas permitieron a través de la polémica abstención de sus diputados. Hernando ha empezado y acabado deteniéndose en los últimos escándalos de corrupción “repugnante” protagonizados por los conservadores, motivo por el que, explicó, cualquier pacto es imposible.

Aun así, aunque el PP no tuviera trapos sucios ni antiguos dirigentes en la cárcel, como el expresidente de Madrid, Ignacio González, el PSOE tampoco apoyaría las cuentas públicas del Gobierno. A juicio de la principal fuerza de la oposición, estas ejemplifican los seis meses de Rajoy al frente de la Moncloa. Hernando los ha resumido: “Recortes, limitación de derechos, pasividad frente a la pobreza y la desigualdad, insensibilidad social, contumacia en su reforma laboral, pervivencia de una fiscalizad injusta y ausencia de modelo económico alternativo”.

"Estos presupuestos se discuten en un clima político repugnante, en el que los ciudadanos se sienten asqueados por la corrupción del PP sin que el gobierno haya movido un solo músculo. Antes bien, las actuaciones de su gobierno, señor Rajoy, van dirigidas a proteger a los corruptos y a intentar que se vayan de rositas", ha continuado el portavoz socialista, justificando de esta forma su enmienda a la totalidad.

UN EQUILIBRIO COMPLICADO

Una frase tan contundente como esta podría dar pie a que los socialistas se sumaran a la moción de censura contra Rajoy promovida por Podemos. Pero no. Un día antes de la dura intervención de Hernando, el presidente de la gestora, Javier Fernández, envió una carta a Pablo Iglesias en la que le pedía más trabajo y menos “apariencias”. El PSOE, que en poco más de dos semanas y medio elegirá a Susana Díaz, Pedro Sánchez o Patxi López como nuevo secretario general, se mueve aquí por un terreno pantanoso. Busca mostrar contundencia frente al PP, pero sin seguirle el juego al partido morado, al considerar que no existe en el Congreso una mayoría alternativa a la que lideran los conservadores. El equilibrio, reconocen en la propia dirección socialista, es “muy complicado”.