El PSOE ha exhibido este domingo su músculo para luchar contra los malos augurios, a través de las imágenes de una unidad que tiene muchos matices, de la reivindicación de las decisiones tomadas en la historia del partido y de los ataques de su candidato, Pedro Sánchez, a Mariano Rajoy y Pablo Iglesias. Los socialistas han celebrado este domingo un acto en Madrid ante unas 2.000 personas en las que han estado presentes sus principales figuras. “Si no ganamos las elecciones no habrá cambio”, ha señalado Sánchez en un discurso sin apenas novedades.

En el Pabellón de la ONCE de Madrid, durante una cita pensada para combatir la sensación de división interna e insuflar ánimo en sus filas, se han citado los exsecretarios generales Joaquín Almunia, Alfredo Pérez Rubalcaba y José Luis Rodríguez Zapatero y casi todos los barones, con algunas ausencias como las del expresidente Felipe González, el presidente manchego, Emiliano García-Page, y el líder del PSC, Miquel Iceta, que tenían otros compromisos. También han estado presentes los miembros del“gobierno del cambio” (la palabra ‘cambio’ es el mantra del PSOE en esta campaña), llamados a ocupar los ministerios si los socialistas consiguen gobernar.

Pero los distintos sectores del partido asumen que es complicado. El aumento de la abstención que en principio se dará en estas elecciones respecto a las de diciembre, que favorece a un PP cuyo voto es más fiel, y el nacimiento de la coalición Unidos Podemos, a la que las últimas encuestas colocan en segunda posición por detrás de los populares, hacen que el PSOE se enfrente el próximo 26 de junio a sus más difíciles comicios. Aun así, la dirección socialista considera que es posible, que serán recompensados sus infructuosos esfuerzos por llegar a un acuerdo que llevara a Sánchez a la Moncloa y evitase la repetición de elecciones, y que, esta vez sí, la suma del PSOE y Podemos puede alcanzar la mayoría absoluta.

TEMOR AL 'SORPASSO'

El miedo al ‘sorpasso’ de Unidos Podemos está cada vez más presente entre los socialistas. La estrategia de Sánchez para combatir el avance de Iglesias consiste en señalar que la nueva coalición no es una única entidad, sino una amalgama de 16 partidos con intereses muy distintos. “Al paso que van, algunos se van a tener que presentar con papeletas apaisadas”, ha dicho el candidato socialista en sus discurso, en el que también ha pedido el voto a todos aquellos que apoyaron a Iglesias en diciembre.

Sánchez ha recordado que en las últimas elecciones se encontró con una pareja que le reveló su voto. Ella le dijo: “Te voy a apoyar”. Él, en cambio, señaló al candidato que pensaba “votar a uno” que le iba a “hacer presidente”, en referencia a Iglesias. “Me voy a dirigir a él para decirle que el cambio no necesita intermediarios”, ha señalado Sánchez, que lleva días escuchado cómo Susana Díaz, la presidenta de Andalucía, a la que muchos ven como el más seguro recambio del secretario general si este no logra un buen resultado el 26-J, insiste en que para gobernar hay que “ganar”, porque no vale conformarse con la “segunda posición”.

“El PSOE sale a ganar estas elecciones”, le ha contestado a la presidenta andaluza Sánchez, que ha recordado algunos hitos de los gobiernos socialistas, de la universalización de la sanidad pública al fin del terrorismo de ETA, pasando por la ley contra la violencia de género.

PETICIÓN DE "LEALTAD"

Si Díaz hizo de presentadora de Sánchez durante su proclamación como candidato el sábado de la semana pasada (durante un acto mucho más deslucido), esta vez el encargado de ejercer de telonero ha sido Ángel Gabilondo, exministro de Educación y líder de los socialistas en la Asamblea de Madrid, quien ha señalado sin tapujos que la principal carencia del PSOE es su falta de unión en torno al secretario general. “Se acabó el tacticismo de qué pasa con este PSOE y este candidato. Hay que entregarse a este PSOE y a este candidato. ¿Qué es lo que nos falta? Poca cosa. Equipo parece que tenemos. Candidato tenemos a Pedro Sánchez. Hay que serleales a esa candidatura”, ha dicho Gabilondo. Esa lealtad a Sánchez permanecerá hasta las elecciones. Después, y dependiendo del resultado, será otra cosa.