En cuanto ha trascendido que el Tribunal Supremo confirmaba su imputación por los ERE fraudulentos, Manuel Chaves, Gaspar Zarrías y José Antonio Viera han renunciado a sus escaños en el Congreso de los Diputados. El rápido gesto había sido preparado de antemano, en previsión de lo que podría ocurrir, y ahora el PSOE confía en pasar página de un escándalo que le persigue desde hace años y ha sido utilizado como defensa por el PP ante cada reproche por Gürtel y demás casos de corrupción.

Los socialistas, además, respiran aliviados por el delito del que se acusa a los tres exdiputados. Se trata de prevaricación administrativa, en lugar de malversación de fondos públicos, lo cual les permite argumentar que no ha habido ningún tipo de “aprovechamiento personal”.

Pero la imputación eclipsa en parte el mensaje del partido en los últimos días. Desde que Pedro Sánchez fue proclamado candidato a la Moncloa el pasado domingo, el PSOE había conseguido marcar la agenda. Con el ruido interno sofocado después de que el secretario general no tuviera rival en las primarias, el debate se centraba en el uso de la bandera (bien recibido por el partido, con excepciones) y los fichajes para lo que el entorno de Sánchez denomina su “gobierno en la sombra”, que es en realidad el equipo encargado de elaborar el programa para las elecciones generales de noviembre.

"DEMOSTRAR SU INOCENCIA”

“El PSOE respeta el proceso judicial y confiamos que dentro del proceso, a través de su defensa, puedan demostrar su inocencia”, ha dicho este jueves, con gesto grave, el secretario de Organización socialista, César Luena, en referencia a Viera, Zarrías, Chaves y su sucesor en la Junta andaluza, José Antonio Griñán, que el pasado 15 de junio abandonó su escaño en el Senado.

La renuncia de los tres imputados supone ir un paso más allá de lo que establece el código ético del PSOE, que considera que este paso es obligatorio solo con la apertura del juicio oral. Pero tanto Sánchez como la actual presidenta de Andalucía, Susana Díaz, ya habían anunciado que en este caso el nivel de exigencia sería superior. “Si Chaves y Griñán son imputados tendrán que dejar sus escaños”, dijo el jefe de la oposición el pasado diciembre. Un mes antes, Díaz había marcado el camino. “Si cuando comparezcan ante el juez se les imputa algún delito, a mí no me va a temblar el pulso”, señaló.