Según el libro Libertad vigilada , en Conil de la Frontera (Cádiz) hay un operativo encubierto de espionaje de comunicaciones desde 1975. Allí hay una importante estación de Telefónica a la que llegan cables submarinos que conectan España con Canarias, Africa, América y los países ribereños del Mediterráneo. En un chalet cercano se realizarían las presuntas escuchas.

Durante casi dos décadas, el servicio alemán de inteligencia compartió estas instalaciones con su homólogo español, el Cesid (ahora CNI). El chalet es conocido por los vecinos como "la casa de los militares", porque en los primeros años había hombres uniformados y está en la calle Camino de los militares. Los alemanes dejaron la casa-tapadera tras la reunificación alemana. Pero los españoles mantienen las presuntas escuchas.