Si llamativo es el cambio de postura del PSOE o el debate en que el Podemos está inmerso entre los moderados errejonistas y los partidarios de la agitación liderados por Pablo Iglesias, en la derecha también se está produciendo una modificación del relato sustancial, de la legislatura del rodillo -justificada en las “urgencias” del país- hasta el funcionamiento “colaborativo” que propugnan ahora los conservadores, siguiendo el término empleado por Soraya Saénz de Santamaría a principios de mes.

Mariano Rajoy apuntaló el cambio de tono y estrategia en la primera parte del debate de investidura, con ofertas de diálogohacia los partidos “constitucionalistas” y maneras suaves con PSOE y Ciudadanos. Y en el ‘argumentario’ que el PP ha enviado este viernes, como digestión de la sesión, a todos sus cargos -y al que ha tenido acceso este periódico- pide que resalten la parte del discurso del presidente en la que señaló que “la demonización del adversario ya no funciona, no es creíble”.

Para amplificar el nuevo discurso, vicesecretarios y cargos del PP han copado hoy entrevistas radiofónicas y televisivas en las que han resaltado una verdadera intención de “tender la mano” a los grupos en el Parlamento más afines, para intentar sacar adelante leyes y reformas.

Javier Maroto, no obstante, ha reconocido que “el cambio de mentalidad”, tanto el PSOE como el PP, para darse la mano después de años de enfrentamiento, requiere un “proceso”, en referencia a que ambos partidos necesitan adaptarse la nueva situación. Y, en dicha mutación, él se ha mostrado partidario de que su partido muestre ahora “máxima predisposición” al diálogo, “humildad” y haga incluso “autocrítica”, poniéndose "en el lugar del otro”. Si el PP actúa conforme a estos principios, ha vaticinado, podrá alcanzar la codiciada meta de que los socialistas apoyen los presupuestos, eso sí, tras “muchísimas horas” de negociación y probables tomas y dacas.

LA CONTRADICCIÓN

El problema de la renovada estrategia conservadora es que la suavidad y el intento de acercamiento al PSOE puede impulsar a que Podemos consiga su verdadera meta: erigirse en líder de la oposición. Según fuentes populares, cómo atacar -o defenderse- de la formación morada no ha sido analizado aún a fondo en las reuniones internas porque, a su juicio, es un problema que preocupa más al PSOE que al PP.

Rajoy recurrió en el solemne debate a la ironía y al tono paternalista y a ratos condescendiente para tratar de desmontar a Iglesias. Y, en un calculado reparto de papeles, dejó al portavoz popular, Rafael Hernando, las críticas más ácidas, lo que conllevó, como contrapartida, el sonoro abandono de los morados del hemiciclo. Este viernes los populares han seguido la senda del parlamentario y se han empleado con saña contra Podemos, partido que han situado en la “antipolítica”, el “show” permanente, “la bronca en la calle” y la inutilidad en las instituciones.

Pero, al mismo tiempo, Maroto, Pablo Casado o Fernando Martínez-Maillo han querido dejar claro que “el líder de la oposición no es el que más grita”, sino aquel que “pensando distinto es capaz de ofrecer alternativas, ser parte de la oposición” y tener una actitud “constructiva”. Todo en busca de no achicar el papel de los socialistas y dar mas alas, si cabe, a los "antisistema".