Contra todo pronóstico se abre una grieta en la que se cuelan otros asuntos más allá de la crisis catalana en la sesión de control al Gobierno. El PSOE y Unidos Podemos buscaron poner a Mariano Rajoy contra las cuerdas por la corrupción del PP, con suerte desigual, en el pleno del Congreso de los Diputados.

El discurso más corrosivo fue el del líder podemista, Pablo Iglesias, que azuzó a «M.Rajoy» a cuenta de la corrupción y las declaraciones del inspector jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) que le señaló «indiciariamente» como receptor de los cobros ilegales de la caja B del PP. «¿Sabe cómo llaman a los miembros de las organizaciones delictivas, señor Rajoy? Delincuentes», le espetó Iglesias.

Por toda respuesta, el presidente del Gobierno pasó al ataque. Ironizó con los malos resultados que las encuestas auguran a Podemos y acusó al líder morado de estar «obsesionado» con derrocarle. «Esta forma de hacer oposición no le funciona. Cada vez que viene tiene menos votos. Acabarán poniéndole a usted la moción de censura. Y lo peor es que puede prosperar después de cómo ha actuado en Cataluña. Consejos vendo que para mí no tengo», se burló Rajoy.

El portavoz adjunto de ERC, Gabriel Rufián, expresó ayer su deseo, esgrimiendo unas esposas, de que el presidente Rajoy acabe «algún día con unas de estas». En la sesión de control al Gobierno en el Congreso, Rufián alertó al ministro Zoido de que mientras la Policía y la Guardia Civil «les molieron a palos» en el referéndum ilegal del 1-O, los independentistas les molerán «a votos» el 21D. Vistiendo una camiseta con las fotografías de los antiguos miembros del Govern encarcelados, Rufián denunció que el Gobierno central ha hecho de las cárceles la «pesadilla» de los catalanes, «pesadilla» que tendrá su réplica para el Ejecutivo en las urnas. Ana Pastor llamó ayer a Rufián a su despacho para amonestarle por su actitud en el pleno.