Un cementerio de la localidad turca de Maçka tiene enterrada una pierna sin identificar de uno de los 75 miembros del pasaje del Yak-42, entre ellos, 62 militares españoles, siniestrado en el 2003. El hallazgo ha tenido lugar después de que un familiar de una víctima solicitara en enero al Ministerio de Defensa español que preguntase a las autoridades turcas si aún permanecían en el país restos de personas fallecidas en el accidente aéreo. Fuentes oficiales aseguran que «en su respuesta, recibida en la embajada española en Ankara, las autoridades turcas han comunicado que una extremidad inferior, cuya identificación no pudo determinarse en su momento, fue enterrada en el cementerio de Maçka el 24 de julio del 2003». El Ministerio de Defensa español ha instado a la Audiencia Nacional a abrir un proceso de cooperación judicial con Turquía para verificar si el miembro puede ser localizado para adoptar las medidas oportunas de identificación. Familiares de 10 de los fallecidos pidieron ayer, tras conocerse la información, la creación de una comisión de investigación en el Congreso. E instan a la oposición a apoyarla «urgentemente». «Esto es el culmen a la película de terror que vivimos desde ese maldito 26 de mayo, cuando nos enteramos, también por la prensa, del fallecimiento de nuestros seres queridos», denuncian los familiares en lo que consideran «un maltrato continuado» de un Gobierno «sin sensibilidad».

El sábado se cumplieron 15 años del accidente en el que perdieron la vida 62 militares españoles. Además, Defensa ha desestimado la petición de allegados de siete de las víctimas para que el Estado asumiera la responsabilidad patrimonial y les concediera las indemnizaciones oportunas, según informaron ayer los recurrentes. Los denunciantes pedían al ministerio que declarara nula la resolución del pasado año en la que la administración asumía la responsabilidad en la tragedia pero rechazaba las indemnizaciones solicitadas.