Arturo Pérez-Reverte mantuvieron una agria bronca con Gabriel Rufián en marzo del 2016 a cuenta del 'procés'. Fue en Twittter, ese "territorio divertido" para el escritor, donde le gusta plantear "debates", retirarse "y ver cómo continúan". Ahora, más que retirarse, ha vuelto a la arena de las broncas, pero a nivel televisivo. Y con el mismo rival. Cuando le han preguntado en 'La Sexta Noche' (La Sexta) por su relación con el diputado de ERC en el Congreso de los Diputados, Pérez-Reverte no se ha cortado un pelo: "Tengo la teoría de que a Rufián le pegaban en el colegio o tenía miedo de que le pegaran, y de ahí salen sus conductas posteriores", ha respondido para dar una explicación a su comportamiento político a base de golpes de efecto en el parlamento y sus tuits.

No ha acabado ahí el creador del capitán Alatriste y de 'Eva', su última novela, que también se ha referido a Carles Puigdemont y los demás miembros del Govern que están en Bruselas o han sido o están encarcelados. Ha despreciado que se autoproclamen presos políticos o exiliados. "Cuando oigo hablar a un politico diciendo 'soy un exiliado o soy un preso político' me da risa. Nadie que haya vivido los años duros, el exilio de verdad, la muerte, la tortura... Todo viene de un problema de falta de cultura. Hemos perdido la memoria, el vínculo del pasado".

"ESPAÑA HA HECHO DEJACIÓN"

Pérez-Reverte , que recientemente ha recibido el premio de la semana Barcelona Novel·la Històrica, ha culpado a España del crecimiento del independentismo en Cataluña. "España en conjunto, sus políticos, su sociedad, han hecho dejación. No es que Cataluña sea malvada, es que no se ha sabido crear para los jóvenes un imaginario, una ilusión como allí [en Cataluña] y eso es admirable, aunque no estoy de acuerdo con el que defienden. Pero que un joven de 17 años se eche a la calle porque cree en algo es admirable. Tiene algo en lo que creer", ha razonado. En comparación, el literato afirma que "desde hace muchos años en España no se ofrece a los jóvenes un discurso motivador, metas, referencias que los motiven".

"Ese hueco -ha continuado- ha sido llenado por otros y en Catalunya sí se les ha dado un objetivo, una bandera, una meta, una memoria -ficticia o no-, pero se les ha dado unas motivaciones que les han hecho tener fe. El abandono que ha habido en España de la memoria, de la historia, ha dado lugar a que lo que ha ocurrido en Catalunya". El escritor se declara "pesimista". "Creo que esa guerra está perdida. En dos o tres generaciones, Catalunya será muy diferente, y no para bien, porque ellos tienen algo en qué creer".

Por eso cree que España es un "Estado fallido porque no ha sido ni un país descentralizado o federal ni centralista o fuerte. Nos ha faltado una guillotina como en la Revolucion francesa, una purga histórica y social. En España, la iglesia, los privilegios medievales se han mantenido pese a los movimientos políticos y ahora pagamos el precio de no haber saneado el país. Tiene mala solucion; la palabra 'España' y la bandera española suenan sospechosas".