Durante el discurso que pronunció este miércoles ante los diputados y senadores del PSOE, casi idéntico al del día anterior tras ser propuesto como candidato a la Presidencia del Gobierno por el Rey, Pedro Sánchez dijo: “Quiero lanzar un mensaje de confianza. España se puede gobernar desde la moderación y el diálogo, impulsando políticas progresistas”. Fue al mediodía, justo antes de que el líder socialista arrancase las negociaciones para intentar formar Ejecutivo. Los primeros contactos los llevará a cabo el secretario general, solo con las fuerzas que espera que apoyen su investidura, en orden de menor a mayor (se reunió con Coalición Canaria, Nueva Canarias, IU y Compromís; el jueves lo hará con Albert Rivera, de Ciudadanos, y el viernes con Pablo Iglesias, de Podemos), pero la letra pequeña será trazada por un equipo de seis dirigentes socialistas. Todos de su máxima confianza, con amplia experiencia y moderados, por utilizar la expresión del propio Sánchez.

Por ejemplo, Jordi Sevilla, exministro de Administraciones Públicas, coordinador de la reforma fiscal del PSOE y persona más cercana a las tesis económicas de Ciudadanos que a las de Podemos. O José Enrique Serrano, que fue jefe de gabinete tanto de Felipe González como de José Luis Rodríguez Zapatero. ORodolfo Ares, exconsejero de Interior del Gobierno vasco y uno de los muñidores del acuerdo entre el PSOE y el PP que convirtió aPatxi López en el primer lendakari no nacionalista. Junto a ellos, tendrán también un papel relevante Meritxell Batet, catalana que ocupó el número dos de las listas socialistas por Madrid y coordinó junto a Serrano el programa electoral a las generales, y María Luisa Carcedo, secretaria de Bienestar Social del partido. A la cabeza de todos ellos estará Antonio Hernando, portavoz parlamentario.

CITAS DE PODEMOS Y EL INDEPENDENTISMO

Este equipo comenzará a negociar la semana de viene, después de las primeras citas de Sánchez con los líderes de los grupos que aspira convencer para un voto a favor (con el PNV, por problemas de agenda, se reunirá este sábado), dejando para más tarde las conversaciones tanto con el PP como con ERC y Democràcia i Llibertat (DLl). Las relaciones con el independentismo son un tema espinoso en el PSOE, cuyos principales barones siguen creyendo que si Sánchez no logra el apoyo de Podemos y Ciudadanos y depende de la abstención de republicanos y convergentes, debería renunciar a ser jefe del Ejecutivo, un compromiso que el secretario general rechaza asumir. Pero es Podemos quien ha iniciado el contacto con los separatistas: Iglesias, de manera informal, y el portavoz de En Comú Podem, Xavier Domènech, que este miércoles se reunió con su homólogo en DLl, Francesc Homs.

Un eventual avance del partido morado con el independentismo podría dejar en mal lugar a Sánchez, y avivar el fuego orgánico dentro del PSOE, pero la dirección del partido considera que el escenario actual bajará la tensión con los líderes territoriales, por lo menos hasta que su investidura salga adelante o fracase. “Esto empieza bien”, dijo el secretario general a última hora de la tarde, tras sus reuniones con Coalición Canaria, IU y Compromís, que mostraron, con distintos matices, su disposición al acuerdo.

EL 'PLAN B'

Las negociaciones, aun así, se anticipan complicadas. La cúpula socialista sigue sin ver buena actitud en Podemos, al contrario que en Ciudadanos. Sánchez, que también pidió a Rajoy que comparezca en el Congreso antes del Consejo Europeo de mediados de febrero para pactar la posición que defenderá en Bruselas el Gobierno en funciones, se va a volcar en lograr el apoyo de ambos, pero observa en Iglesias “desplantes, arrogancia y propuestas inasumibles”.Cada vez se especula más sobre un 'plan B', que pasaría por cosechar el apoyo del partido naranja e intentar que el PP y/o Podemos se abstuvieran. Uno y otro ya han anticipado que jamás darían ese paso, sobre todo los populares, pero algunos socialistas ya empiezan a sostener que la hipótesis no es descabellada, siempre que se vaya Rajoy, “ya que los poderes económicos no quieren un Gobierno de Podemos y presionarían para facilitar la estabilidad”.

El perfil moderado de la comisión negociadora facilita esta posibilidad y Ciudadanos empieza a remar en un sentido similar. Su portavoz parlamentario, Juan Carlos Girauta, advirtió que “el pueblo y la Historia” juzgarán al PP si prioriza sus intereses y rehúsa abstenerse junto al partido naranja para permitir la investidura de Sánchez, empujando al PSOE a formar un Ejecutivo de coalición con Podemos.

La probabilidad de un PP favoreciendo un gobierno socialista pese a haber sido con diferencia el partido más votado el pasado 20 de diciembre puede parecer absurda, pero en esta legislatura repleta de incógnitas se están dando anómalas sintonías. Podemos se alió con los populares este miércoles en la Mesa del Congresopara forzar que la sesión de investidura de Sánchez fuese dentro de 15 días, argumentando que un mes, como quiere el líder socialista, es un plazo “excesivo”. La propuesta tuvo escaso recorrido. La fecha de la investidura no se vota, sino que corresponde fijarla al presidente del Congreso, Patxi López. Así que en principio será en 30 días, y por el camino, según un colaborador del secretario general, “veremos de todo”.