Oriol Junqueras ha defendido este jueves en el Tribunal Supremo que es "un hombre de paz" y que está decidido a buscar el "diálogo bilateral". El exvicepresidente ha asistido esta mañana a una vista en la sala de lo penal del tribunal para solicitar el fin de su prisión preventiva y poder representar así los derechos del casi millón de votantes que apostaron por ERC el 21-D. Hoy no se conocerá la decisión de los magistrados, según han informado fuentes del Supremo.

El abogado de Junqueras, Andreu van den Eynde, ha explicado a la salida que el dirigente republicano ha tomado la palabra al final de la sesión para destacar sus fuertes convicciones religiosas y su decisión de apostar por el "diálogo bilateral" (se entiende que para lograr la independencia, como ha defendido ERC durante la campaña). El político catalán ha intentado convencer a la sala de que lo más justo, tras los comicios catalanes, es que pueda desarrollar su labor como diputado en el Parlament. Según fuentes jurídicas presentes en la vista, el dirigente catalán ha acatado "la legalidad", pero no ha hecho ninguna referencia a la Constitución.

La fiscalía ha solicitado que se mantenga la situación de prisión preventiva por entender que existe el riesgo de reiteración delictiva. Fuentes jurídicas aseguran que los representantes del ministerio fiscal han recho referencia a la posibilidad de que Junqueras presida la Generalitat, por lo que han mostrado su temor a que reincida en el camino abierto por el procés si llega al Palau. El exvicepresidente, en cambio, no ha hecho ninguna referencia a esa posibilidad ni tampoco a Carles Puigdemont, según ha asegurado su abogado. Van den Eynde ha subrayado su enfado por que la fiscalía haya hecho referencia a los delitos de los que se acusa a su cliente y haya querido "avanzar el juicio". "No se trataba de eso hoy, sino del derecho de una persona a estar con su mujer, sus hijos y representar los derechos del millón de votantes de ERC", ha comentado a la salida de la vista.

Algo más delgado

El exvicepresidente llegó a los calabozos de la Audiencia Nacional en un vehículo policial camuflado a las 9.15 horas. En el Supremo no los hay y allí ha esperado hasta que la policía le ha trasladado en una furgoneta al Tribunal Supremo poco después de las diez. La vista, prevista para las 10.30 horas, se ha celebrado a puerta cerrada ante tres magistrados de la Sala de lo Penal y en ella la fiscalía ha defendido la necesidad de mantenerlos en prisión preventiva, tal como dijo el 18 de diciembre en el informe en el que respondió a los argumentos de la defensa en la que esta pedía su puesta en libertad.

Junqueras, algo más delgado según fuentes presenciales en la sala, iba vestido con vaqueros, camisa blanca, parka y unas zapatillas deportivas.

Junqueras, el plan B

Ahora, tras las elecciones del 21-D, y el casi millón de votos conseguido por ERC (siendo la tercera fuerza tras Ciudadanos y Junts per Catalunya), Junqueras considera que debe salir de Estremera para poder ser diputado y, en el caso de que Carles Puigdemont no vuelva, poder acceder a la presidencia de la Generalitat. La manera, según el diputado republicano Gabriel Rufián, de restituir "el Gobierno legítimo" de Catalunya si el expresident no vuelve de Bruselas. Junqueras representa el plan B, ha subrayado.

Van den Eynde, abogado de Junqueras, insistió en las puertas del Supremo antes de entrar que el peso de este argumento es "enorme", ya que el instructor de esta causa, Pablo Llarena, sostuvo en la resolución en la que confirmó la prisión (acordada por la juez de la Audiencia Nacional Carmen Lamela) que esta medida se podía revisar tras las elecciones.