Pocas cosas hay más insoportables que las dominicales tardes de invierno, sobre todo, desde que los partidos de fútbol ya no empiezan, todos, a las cinco. En una de esas tardes, el pasado febrero, y en el domicilio de Oriol Junqueras, se arremolinaron varios altos cargos de ERC. El debate se centraba en qué hacer si el Estado inhabilitaba al entonces vicepresidente. Faltaban seis meses para el referéndum, pero el cariz de los acontecimientos enfilaba ya a una sanción del líder republicano. Las miradas se dirigieron, todas, y tal como adelantó este diario en marzo, sobre Marta Rovira.

Al final, la realidad ha superado los escenarios del plan de contingencia republicano, porque ni se esperaba que hubiera tan pronto elecciones ni, tampoco, que Junqueras probara la cárcel preventiva. Eso sí, la situación de aquí a la campaña electoral que se inicia el cinco de diciembre puede aun variar y puede permitir que Junqueras esté en la calle y, por tanto, toda decisión que se tome ahora puede ser matizada o rectificada llegado el caso.

Sin paso a un lado ni atrás.

Con todo, el presidente de ERC ha querido cerrar dudas antes, incluso, de que estas asalten a los suyos y en una carta a la militancia ha señalado a Rovira como la candidata republicana a la presidencia de la Generalitat. No es un ungimiento sucesorio. Junqueras no da ni un paso atrás, ni tan solo al lado, sino que permanece en primera línea. Y si se ve forzado a adoptar el clásico ‘modelo PNV’, una bicefalia entre el candidato y el líder del partido, es a causa de las vicisitudes judiciales del ‘procés’.

En esa reunión en casa de Junqueras, la reacción de Rovira fue tratar de impedir el debate. Por prematuro. Meses después, la número 2 del partido se avino a atar los flecos del asunto, pero siempre con discreción, sin que trascendiera.

Ahora, desde la cárcel de Estremera, Junqueras ha escrito que “va siendo hora de que en este país una mujer esté al frente, una mujer que no se rinde (…) tozuda y obstinada, pero también dialogante y pactista. Todos a su lado, no la dejemos nunca sola. República tiene nombre de mujer”.

La maniobra de Junqueras, que, mientras tenga el apoyo familiar, no piensa abjurar de nada con tal de salir de la cárcel, deja al descubierto algo que se intuía pero que no se había explicitado. Que ni él ni Carles Puigdemont estarán, muy seguramente, en el Parlament que se constituirá en enero del 2018. ERC ya tiene a su candidata ‘real’. ¿Cuál es el del PDECat? Y más allá de eso, los republicanos reconocen en la figura del ‘president’ cesado un motor tractor entre el electorado independentista. Pero, ¿lo será también el candidato ‘real’ posconvergente?

Órbitas distintas

Es más, en la misiva a la militancia, Junqueras sitúa a Puigdemont en una órbita distinta a la de Rovira, es decir, a la de la ‘realidad’. “Hay que decir que, en estas elecciones, nuestro candidato es también el ‘president’ legítimo, Carles Puigdemont, y el conjunto del Govern”. Un ‘president’ simbólico, en Bruselas, y otra, efectiva, en el Palau de la Generalitat.

En la carta, el líder republicano llama también a tejer complicidades con “aquellos que desgraciadamente equiparan República y artículo 155”, es decir, con el espacio de los ‘comuns’. Junqueras acepta que ello puede ser “doloroso e incomprensible” por la “actitud” que muestra este espacio político, pero que pese a todo “la mano debe de estar tendida”.

Fuentes del partido han negado a este diario que la referencia de Junqueras se concrete en un pacto poselectoral. “No hay nada, todo muy verde”, señala una voz que añade que será imposible dialogar sobre posibles pactos entre partidos hasta que todos sepan cómo quedan tras los comicios”. Con todo, los republicanos afirman que hay poca sintonía, por ejempo, con Ada Colau, máxime tras la petición de explicaciones que hizo la alcaldesa de Barcelona a los que aún están en la cárcel o en el exilio, tras la ola de autocrítica que ha asolado el independentismo en los últimos días.

A vueltas con la corrupción

Sobre el debate de las listas, Junqueras repite lo dicho a sus colaboradores la semana pasada. No solo la preferencia por las tres listas, sino también las referencias a la corrupción catalana que tantas ampollas levantan en sus socios, y sin embargo adversarios, del PDEcat. ”La corrupción en Catalunya también ha hecho daño a las filas del soberanismo y ha neutralizado una baza muy importante frente a este Estado”, ha escrito.