La relación entre Pablo Iglesias y el líder de Podem, Albano Dante Fachin, de la corriente anticapitalista, era desde hace meses una granada sin espoleta. Imposible detener la explosión y también imposible calcular cuándo iba a producirse. Ha estallado ahora, por el choque de posiciones frente a las elecciones del 21-D. El secretario general de los morados da un golpe de mando para frenar la posibilidad de que su marca en Catalunya se una a fuerzas independentistas en esos comicios y enseña la puerta de salida a Fachin.

Iglesias asume ya que los anticapitalistas y el jefe en Catalunya están “políticamente fuera” de Podemos tras el guiño a ERC y la CUP, con quienes Fachin está dispuesto a explorar posibles pactos y después de que este domingo hiciesen un comunicado en el que saludan la nueva república catalana. Esa posición cruza la línea roja de la línea oficial, contraria a la independencia. Para intentar abortar tal posibilidad, el aparato estatal convoca un referéndum interno para que las bases decidan cómo y con quién acuden a las urnas. Admite Iglesias que hay “muchísima intranquilidad” y “alarma” ante la posición de Fachin (que no quiso enseñar su voto el viernes en la declaración unilateral de independencia) y reclama que sean los inscritos quienes se pronuncien.

El riesgo del referéndum

La decisión implica una injerencia directa de la dirección estatal en Catalunya, que Iglesias había prometido no implementar. La cúpula estatal no cesa formalmente a Fachin, pero le señala el camino de salida por alinearse con el independentismo. "Hay posiciones de compañeras que han generado mucha alarma. Son legítimas, pero seguramente están más cerca de otras opciones electorales que de las nuestras", ha reprochado este lunes en su llegada a la reunión del 'Gobierno en la sombra' de Podemos.

Iglesias ha dado a entender que comunicó su decisión a Fachin a través de un canal de Telegram del Consejo Ciudadano Estatal y que no llamó al líder en Catalunya.

La convocatoria de un referéndum es una jugada contundente pero implica también un riesgo considerable para Iglesias. Fachin ha ganado hasta ahora las consultas internas que ha planteado y desde Madrid se intuye que la mayoría de las bases inscritas (con derecho a voto y activas) simpatizan con la CUP, mientras que las más moderadas están ya al abrigo de los ‘comuns’.

Domènech, ¿candidato?

Iglesias apuesta por que su marca catalana acuda a las elecciones del 21-D en coalición con Catalunya en Comú, con nombre y logo de Podem en la papelata. La fuerza catalana suma orgánicamente a 'comuns' e ICV, pero no a Podem, puesto que Fachin frenó a última hora su integración, a pesar de que Iglesias y Xavier Domènech trabajaron largamente para crear el "nuevo sujeto político".

Desde entonces, Domènech venía asegurando que si Podem se bajaba de la estructura orgénica, él no aprobaría que se sumasen a última hora en una coalición electoral. El dirigente catalán fue reivindicado este domingo por la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, como cabeza de lista de Catalunya en Comú para el 21-D. Este lunes, Ernest Urtasun, eurodiputado de ICV, también le ha reclamado este lunes como número uno para los comicios.

La dirección de Podemos, que intuye un mal resultado electoral, prefiere que Domènech continúe como portavoz de los 'comuns' en el Congreso de los Diputados y no se queme en una contienda sin posibilidades de éxito. El líder de los 'comuns' está reunido en el 'Gobierno a la sombra' con la dirección de Podemos y por el momento no se ha pronunciado.