La cúpula de Podemos restó dramatismo a la discusión que Pablo Iglesias e Íñigo Errejón sostuvieron el martes sobre cuál debe ser la estrategia y la identidad del partido, con un pique en Twitter que espoleó la intervención de sus respectivos afines. Alarmados por una polémica entrada en fase de espiral, los máximos dirigentes decidieron ayer echar el freno y evitar -por ahora- un choque de trenes mayor.

No es la primera vez que recogen velas. En junio, tras duros cruces de acusaciones para determinar quién asumía la responsabilidad de unos resultados electorales por debajo de las expectativas, ambos apelaron a la paz interna y dieron órdenes a los suyos para establecer una tregua. Ayer, estrenaron la segunda en tres meses, con una puesta en escena preparada: la llegada conjunta con actitud de normalidad de Errejón y la jefa de gabinete de Iglesias, Irene Montero, al Congreso.

Los tuits más comprometidos finalizaron a medianoche y ayer se redujeron a las manidas pullas identitarias. «Nosotros discutimos de política, discutimos en abierto y somos compañeros», se apresuró a aclarar el número 2 para suavizar la atmósfera de tensión, y atribuyó la polémica a la falta de experiencia en debates transparentes. «A lo mejor los españoles tienen que acostumbrarse a que se contrasten ideas en abierto. Hay partidos que discuten por posiciones y hay partidos que discuten ideas, que van juntos y caminan juntos», zanjó.

El mismo argumento defendió Montero. «Nuestro debate es en abierto y es mejor eso que andar especulando con intrigas palaciegas», señaló en rueda de prensa. Su timeline de Twitter el martes por la tarde era un resumen cristalino de la visión que defiende y el pique que hubo, pero tras la tregua evitó una actitud frentista. Aunque viene admitiendo desde hace días que un elemento de discusión estriba en la relación que Podemos debe establecer con el PSOE, Montero evitó volver a etiquetar de dócil la posición de los errejonistas. «Unas tirarían hacia una mayor relación de igualdad, de entendernos de igual a igual. Y hay otra tendencia, otra línea de tensión, que tendría que ver con una relación… distinta», definió.

DEBATE HASTA EL DOMINGO / Más allá de las polémicas que se incendian con rapidez en Twitter, el debate sobre el futuro de Podemos aflorará en la universidad del partido, que se inaugura hoy en Madrid y condensará, hasta el domingo, las reflexiones de los máximos dirigentes morados e intelectuales afines.

Los referentes que se encuadran con las tesis de Errejón defienden que es necesario transmitir certezas para construir una mayoría popular hegemónica, y consideran que si el partido vuelve a las tesis de la vieja izquierda quedará reducido a una fuerza minoritaria. ¿Por qué? Opinan que si solo se apela al obrerismo, a la estética plebeya y a la pureza de la verdad se excluye a la población que simpatiza con Podemos pero que no sale tras las pancartas en las manifestaciones, ni pasa su rato libre en asociaciones.

Desde que se reabrió la crisis interna, con la presentación por sorpresa de la candidatura de la errejonista Rita Maestre por Madrid, los pablistas han salido a criticar esa línea política y a autodefinirse como los duros. De ahí las reivindicaciones de Iglesias del rock duro, de Vallecas, de Bruce Springsteen, de las camisas de cuadros con marcas de sudor, para defender una identidad sin contaminaciones. «David no venció a Goliat haciéndose el simpático», resume Rafael Mayoral, miembro de la ejecutiva, afín a Iglesias. H