El buque Aquarius llegó ayer al puerto de La Valeta, en Malta, donde desembarcó los 141 inmigrantes que transportaba el barco tras el acuerdo alcanzado el martes por la Unión Europea para distribuirse la acogida de los rescatados. Sin embargo, los detalles de cómo se articulará el operativo de reparto están sin cerrar. La capital de Malta actuará como centro logístico y la prioridad al llegar será la atención sanitaria, especialmente la de los menores. Después, serán distribuidos.

España acogerá a 60 personas, que en principio tienen como destino final Cataluña, pero fuentes de la Generalitat confirmaron a este diario que, por el momento, se desconoce la fecha de llegada. La Generalitat catalana se ha ofrecido a asumirlos a todos, aunque ha advertido de que en el ámbito de menores sus servicios ya están «sobreocupados».

Francia acogerá a otras 60 personas; Alemania, a 50; Portugal, a una treintena, y Luxemburgo, a cinco. Está por determinar el contingente que aprueba Italia, aunque el ministro del Interior de ese país, Matteo Salvini, no parece muy dispuesto a la acogida. Entre las 141 personas llegadas a Malta se encuentran 73 niños y de ellos 67 son menores no acompañados.

Con todo, la Unión Europea (UE) celebró ayer este primer acuerdo mediante el cual cinco estados miembros se harán cargo, voluntariamente, de inmigrantes rescatados del Mediterráneo, al tiempo que subrayó que son preferibles soluciones comunitarias ante el fenómeno migratorio.

Hasta ahora, la UE había impulsado un sistema de reparto de refugiados por cuotas que se negaban a aplicar países como los del llamado grupo de Visegrado (Polonia, Hungría, la República Checa y Eslovaquia), quienes piden además mayor control de las fronteras exteriores y crear centros de acogida fuera de la Unión Europea. Pero la crisis del barco Aquarius ha puesto en marcha por primera vez un sistema de reparto voluntario entre países para hacer frente a esas llegadas.