El pasado martes, el Ministerio de Defensa comunicó la anulación de la venta a Arabia Saudí de 400 bombas de precisión láser, que pueden ser empleadas en Yemen, y la devolución de los 9,2 millones de euros adelantados por la monarquía absoluta de Oriente Próximo. La decisión, sin embargo, no está tomada. El Ejecutivo abrió la puerta ayer a dar marcha atrás, dejando así en mal lugar a la titular de Defensa, Margarita Robles.

La iniciativa tiene importantes consecuencias. Sobre todo, en Andalucía. El anuncio del departamento dirigido por Robles causó un enorme malestar entre las autoridades de Riad, hasta el punto de poner en riesgo otro contrato mucho más jugoso: la fabricación, por parte de Navantia San Fernando, en la bahía de Cádiz, de cinco corbetas para Arabia Saudí, que suponen 1.813 millones de euros y cerca de 6.000 puestos de trabajo en una zona deprimida económicamente.

A primera hora de la mañana de ayer, unos 1.500 empleados de Navantia cortaron la autovía que pasa por San Fernando en protesta por el anuncio de Robles. El PP atacó al Gobierno. Podemos, a través de su secretario de Organización, Pablo Echenique, dijo que la elección entre «vender armas o comer» suponía «un dilema imposible». Y la presidenta andaluza, la socialista Susana Díaz, exigió al Ejecutivo central que diera una solución «cuanto antes» para garantizar el contrato en los astilleros gaditanos.

COMISIÓN INTERMINISTERIAL / Así que el Gobierno, ante todos estos elementos, decidió reconsiderar la anulación de la venta de armas, que proviene de un acuerdo firmado por la Administración de Mariano Rajoy en el 2015. La portavoz y titular de Educación, Isabel Celáa, dijo que el anuncio llevado por Defensa no se correspondía con ninguna iniciativa cerrada. «Una comisión interministerial dará una solución», dijo la ministra.

La rica monarquía de Oriente Próximo es el primer comprador de material militar español fuera de la OTAN, con una inversión de 270 millones de euros durante el pasado año, pero otros países que tenían contratos similares con Riad, como Alemania y Canadá, han suspendido en los últimos tiempos la venta de armas a Arabia Saudí por su implicación en el conflicto de Yemen. «El Gobierno trabaja con el objetivo de mantener las buenas relaciones con Arabia Saudí y mantener los contratos para la fabricación de cinco corbetas», explicó Celaá.

La anunciada comisión interministerial que estudiará la venta de bombas estará conformada, como mínimo, por los departamentos de Asuntos Exteriores, Defensa, Industria e Interior.