Alberto Garzón toma posiciones en el tablero político en un momento especialmente sensible, cuando sus socios de Podemos están sumergidos en un debate identitario sobre si han de ser más obreristas, como postula Pablo Iglesias, o asumir las tesis transversales de Íñigo Errejón. El líder de IU se sitúa al lado del ‘número 1’ morado, en un documento estratégico que se presentará este sábado ante la cúpula, y al que ha tenido acceso EL PERIÓDICO. El Plan de Acción 2016/2017 señala que la federación de izquierdas debe apostar por un ADN rupturista y anticapitalista que consiga activar la “conciencia de clase” y enganchar a más militantes. El texto, redactado por Garzón, apuesta construir un movimiento político y social que transmita una imagen nítida de izquierda pura. Elabora, también, una estrategia para formar "ideológicamenbte" a los militantes, conseguir mayor presencia en los medios de comunicación y voz en las instituciones. En el último debate en el Congreso, Garzón solo tuvo tres minutos y medio para su intervención.

“Nuestro país requiere un nuevo proyecto, nacido de la ideología socialista, que sólo podrá poner en marcha una organización caracterizada por la radicalidad democrática y por su capacidad de ser conflicto social”, defiende.

Sin citarlos, critica tanto las posiciones ‘errejonistas’ “desconectadas de cualquier base material”, como a los defensores de las viejas esencias “que tienden a refugiarse en la marginalidad autorreferencial de la liturgia y la autocomplacencia”.

La apuesta de Garzón es “resignificar la marca de Izquierda Unida para vincularla al imaginario rupturista, evitando la asociación con el régimen”, y en esa nueva identidad, busca “vincular su organización a los conflictos sociales y laborales” para ampliar su militancia, a la que quiere “formar ideológicamente”.

El máximo dirigente de IU se sitúa con este documento en unaposición muy próxima a la de Iglesias y los anticapitalistas de Podemos, que defienden un alma dura. A nadie se le escapa que Garzón está muy alejado de lo postulados de Errejón, que apuestan por la centralidad del tablero. La propuesta del líder izquierdista, que con toda probabilidad será ratificada por la cúpula de IU el sábado, es importante porque supone un alineamiento claro dentro de la coalición electoral Unidos Podemos.

IMPACTO EN LAS BASES MORADAS

A nadie se le escapa que Iglesias y Garzón firmaron la alianza electoral Unidos Podemos a pesar de las reticencias de Errejón, que no veía con buenos ojos amalgamar la identidad podemista con la de IU. Los promotores de la coalición ya dijeron entonces que el objetivo a medio plazo era construir un movimiento político y social que trascendiera una coalición electoral, determinación que también chocó con la oposición del ‘número 2’ de Podemos.

Ahora, en plena redefinición sobre qué debe ser el partido morado en el futuro, Garzón hace pública una hoja de ruta con guiños a Iglesias. Su paso adelante deja ayuda a definir, todavía más, las diferentes almas que coexisten en el partido morado.

Es previsible que los ‘errejonistas’ lean este movimiento como una definición de "la nueva vieja izquierda" destinada a ser solo un partido bisagra frente a sus tesis populistas, que buscan construir unamayoría social desde la transversalidad.

La duda es si la militancia de Podemos verá en este paso hacia el obrerismo una perversión de su identidad morada y una deriva hacia la la vieja izquierda con disfraz de nueva. O si, por el contrario, las bases podemistas renunciarán al ADN con el que nacieron para seguir a Iglesias y a su socio, Alberto Garzón.