El Gobierno español ha expresado en varias ocasiones a las autoridades ecuatorianas su preocupación por las actividades a favor del secesionismo catalán por parte del ciberactivista Julian Assange, refugiado desde el 2012 en la embajada de Ecuador en Londres, y ha pedido su ayuda para que no se reproduzcan.

Según fuentes diplomáticas consultadas por Europa Press, la última vez que se contactó con las autoridades ecuatorianas fue con motivo del encuentro entre Assange y el editor Oriol Soler, colaborador del expresidente catalán Carles Puigdemont, que se reunió con el fundador de Wikileaks el pasado 9 de noviembre durante cuatro horas.

En los últimos meses, el fundador de Wikileaks ha apoyado abiertamente la causa secesionista y ha trabajado activamente por ella. Además de difundir mensajes propagandísticos a través de Twitter, ayudó a mantener abiertas réplicas de las páginas del referéndum del 1-O que el Gobierno iba cerrando siguiendo las órdenes del Tribunal Constitucional.

Las fuentes destacan que entre España y Ecuador hay un diálogo continuo y fluido. Las autoridades españolas han hecho notar ante sus interlocutores que Assange está difundiendo mensajes «contrarios a la realidad» y que, cuantas más declaraciones y actividades a favor del independentismo haga Assange, más presión recibirán para explicar la situación.

La Moncloa considera que la posición de Moreno sobre la situación de Assange quedó bien clara nada más tomar posesión, cuando dijo que su condición de asilado se mantenía, pero que no le permitía «intervenir en la política ecuatoriana ni en la política de los países amigos». Moreno le recordó a Assange estas condiciones en una entrevista en la CNN en español: «Le hemos pedido de una manera cordial que deje de opinar de la política de Ecuador o de la política de países amigos, porque su condición de asilo no se lo permite».