Junts per Catalunya se presentó a las pasadas elecciones del 21-D con dos grandes argumentos. De hecho, sus dos únicos argumentos por cuanto a lo largo de la campaña nada más dijeron. Los dos compromisos fueron que, si ganaba, Carles Puigdemont, volvería a Cataluña y que el voto a JxCat era el del Govern legítimo. 70 días después de los comicios nada ha resultado ser cierto. El expresidente ni está ni se le espera por estos lares y el candidato a la investidura que ha propuesto , Jordi Sànchez, tras su paso al lado provisional nada tiene que ver con el Govern legítimo, por cuanto era presidente de la ANC. ¿Será investido? Si hay pacto con ERC sobre el plan de gobierno y, sobre todo, si la CUP, en su consejo político de este sábado le da su aval, sí.

¿Y la tormenta creada por el portavoz de ERC, Sergi Sabrià, aludiendo a que por la vía legítima le correspondería a Oriol Junqueras ser el candidato? Fuentes de ERC mantienen esta tesis. «Es obvio que, en cuanto a legitimidad, el exvicepresidente supera a Sánchez. Solo faltaría. Pero eso no significa que Esquerra vaya a promover la candidatura de Junqueras. Solo queda en evidencia que los posconvergentes han guardado en el cajón la legitimidad». Eso sí, Esquerra no propondrá a su líder, aunque el propio Sabrià haya dejado bien claro que la de Sánchez «es la propuesta de JxCat». Todo depende de un pacto que resta pendiente de que se solucionen unos flecos negociadores que dejan los del Acuerdos de Camp David en un juego de niños.

Así, en Catalunya Ràdio, el republicano afirmó que «en la línea de la legitimidad, si el candidato no es Puigdemont, debería ser Junqueras». Minutos después, el propio expresidente, al escuchar sus declaraciones, le replicó en directo que «ahora ya no es un Gobierno de un único grupo parlamentario» y que «no vale ir por separado y querer la lógica de ir juntos». Algo que en su día tampoco se cumplió, por cierto. Cuando Artur Mas dio su paso al lado no se fue a buscar ni a Raül Romeva (cabeza de lista de Junts pel Sí) ni a Oriol Junqueras, sino que se recurrió al entonces alcalde de Gerona, el propio Puigdemont, básicamente porque era de CDC.

Así, grosso modo, y aunque parezca mentira tras la tormenta que han generado las palabras de Sabrià, por ejemplo en las redes sociales, todo sigue más o menos igual.ERC apoyará a Sànchez siempre que haya un pacto de Govern, Algo que se está negociando y que no carece de problemas. Y, asimismo, votará a favor de que sea president siempre que la CUP haga lo propio.

No se trata de un marcaje político, sino de pura necesidad arítmética. Con los dos diputados en Bruselas (Puigdemont y Toni Comín) sin posibilidad de votar, la mayoría independentista se queda en unos exiguos 68 diputados. Si la CUP no da su sí, JxCat y ERC suman 64, uno menos que Ciudadanos, PSC, comuns y los compañeros de la CUP en el grupo mixto, el PP. Insuficiente para investir a Sànchez.

Los militantes de la CUP tendrán que escoger hoy entre tres opciones. El sí a Sànchez sin condiciones; el sí a Sànchez condicionado a un acuerdo programático y el no , que impediría la elección del exlíder de la ANC. El mismo que, en pleno #pressingCUP por la investidura de Mas pidió excusas por haber pedido el voto, cara el 27-S del 2015, también para los anticapitalistas.

En tanto, la coordinadora del PDECat, Marta Pascal, partido sobre el que Puigdemont montó su plataforma electoral, se mostró «encantada» con la opción Sànchez y pidió «generosidad superlativa» a ERC. Para Pascal, la figura de Jordi Sànchez representa la «transversalidad» del movimiento independentista.

Y a todo esto, cabe recordar que, si ERC y la CUP apoyan al exlíder de la ANC, quien tendrá la última palabra sobre si hay o no investidura será el juez del Supremo, Pablo Llarena. De él depende que Sànchez pueda salir del Centro Penitenciario Madrid V para ir a la investidura. En tanto, el plan c, Jordi Turull, posconvergente, calienta en la banda.