ERC sigue con su propio guión, el que se dieron todos los republicanos en vísperas de la campaña del 21-D. Una hoja de ruta que está marcada por dos exigencias, como son la de evitar a toda costa nuevos pulsos judiciales con el Estado, ahora que es comprobable que son bastante dañinos para los intereses independentistas y la de formar un Govern «efectivo». Más allá de eso, los republicanos están en disposición de aceptar, incluso, pulpo como animal de compañía, o lo que es lo mismo, que se revista de toda la pompa que se precise el cargo no oficial con que se quiere ungir a Puigdemont. Pero las dos exigencias son insalvables.

Ello hace que los planes de Carles Puigdemont para burlar el veto del Tribunal Constitucional a su investidura sean vistos con escepticismo por Esquerra. El último pasa por una reforma exprés de la ley de la presidencia de la Generalitat y del Govern para legalizar una investidura a distancia. En concreto, la formación plantea dos posibles enmiendas para que, por mayoría absoluta, el pleno del Parlamento catalán pueda autorizar la celebración del debate sin la presencia de Puigdemont.

Según fuentes conocedoras de las negociaciones, Junts per Catalunya pretende llevar a cabo esta reforma por el controvertido procedimiento de lectura única, la misma vía de urgencia que empleó para sacar adelante las leyes de desconexión en el convulso pleno de septiembre pasado.

POCAS OPCIONES DE ÉXITO

Los cálculos de los republicanos, bien poco optimistas, señalan que la ley sería suspendida por el TC tras el periodo de enmiendas. Y aún quedaría el dictamen del Consejo de Garantías, que seguro que pediría la oposición , y que se prevé contrario. Esquerra fija entre dos meses y dos años el periodo en que se podría estar sin Govern, expuestos a la aplicación del 155, incluso, de una manera más restrictiva, con la educación y TV-3 en el punto de mira de Mariano Rajoy. Con todo, si ERC mantiene la pauta de conducta no se opondrá a nada mientras la suspensión del TC sea un hecho.

La tibieza republicana ante las exigencias de Puigdemont han propiciado un nuevo acercamiento de la CUP al entorno convergente, que tanto criticaron en el pasado. Los objetivos de los anticapitalistas coinciden con los de Puigdemont en el punto de que ambas partes buscan, a diferencia de ERC y de sectores de Junts per Catalunya, una colisión permanente con el Estado. En este sentido, la CUP distribuyó ayer entre su militancia un documento con la oferta concreta que les hizo el expresident el lunes.

Aunque fuentes conocedoras de las negociaciones dan por «desfasado» el texto, Puigdemont propuso a la CUP un calendario de investidura que ahonda en ese choque con las instituciones españolas. Entre hoy y mañana se presentaría en el Parlament una «propuesta de resolución de reconocimiento restitutivo del president Puigdemont». Negociadores de JxCat presentaron ayer a ERC un texto en esa dirección. La semana que viene se votaría la reforma de la ley de la presidencia de la Generalitat, y el 18 de febrero se reuniría en Bruselas una «asamblea de electos» que «investiría» al líder de JxCat como «presidente del Consell de la República».