“Programa, programa, programa”. Pedro Sánchez concluyó su discurso en el último comité federal del PSOE mencionando esta célebre frase de Julio Anguita, referente a la necesidad de llegar aacuerdos de gobernabilidad sobre propuestas concretas. El lema también es del agrado de Pablo Iglesias, admirador confeso del histórico exlíder de IU, pese a que hace 12 días se desvió de esa tesis al conminar al secretario general de los socialistas a forjar un Gobierno de coalición, más allá de las propuestas, con él como vicepresidente.

El movimiento molestó a Sánchez, quien este miércoles inauguró las negociaciones dejando claro que formar Gobierno “no es un fin en sí mismo”, sino que debe servir para “resolver los problemas de la gente”. “Primero el para qué, antes de con quién”, resumió en un discurso ante su grupo parlamentario en el que garantizó que el diálogo girará en torno a los cuatro “desafíos” que afronta el país: el empleo, la desigualdad, la corrupción y la crisis territorial.

Aunque los partidos que prioritariamente necesita cortejar,Podemos a la izquierda y Ciudadanos a la derecha, pueden coincidir en el diagnóstico sobre los principales retos de España, las recetas a aplicar son, en muchos casos, completamente divergentes, lo que vaticina días de intensas y arduas negociaciones.

PROPUESTAS SOCIALES Y ECONÓMICAS

Socialistas y podemistas coinciden, por ejemplo, en la necesidad de derogar la reforma laboral, pero Iglesias desdeña también la normativa de la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero. Asimismo, pide jornadas laborales de 35 horas semanales y jubilación a los 65 años, mientras que Sánchez aboga por continuar con las 40 horas y un retiro a los 67 años.

Pero el verdadero escollo puede surgir en torno al déficit y ladeuda. Sánchez apostó este miércoles por el cumplimiento de los compromisos adquiridos con Bruselas (aunque su programa propone negociar una reducción progresiva del déficit), mientras que Podemos pide relajar la senda actual fijada y apuesta por una reestructuración de la deuda.

Respecto a Ciudadanos, una de sus propuestas estrella es elcontrato único, una modalidad laboral de la que Sánchez e Iglesias abominan porque consideran que conlleva el abaratamiento del despido.

Y en materia educativa, PSOE y Podemos coinciden en la necesidad de derogar la LOMCE, mientras que Ciudadanos desconfía de las “ansias derogadoras” y prefiere llegar a un pacto nacional que alumbre una ley que perdure gobierne quien gobierne.

LUCHA CONTRA LA DESIGUALDAD

En este aspecto puede haber mayores convergencias, dado que los tres partidos coinciden en la necesidad de luchar contra la pobreza. Las discrepancias pueden surgir a la hora de marcar prioridades y cuánto dinero invertir en determinadas medidas.

CORRUPCIÓN Y REGENERACIÓN DEMOCRÁTICA

También la regeneración democrática ofrece puntos de confluencia. De hecho, tanto Albert Rivera como Iglesias reconocen que la lucha contra la corrupción es prácticamente el único ámbito en el que no son “incompatibles”. Ambos piden el fin de los aforamientos, de la condonación de deudas a los partidos y, para mejorar la representatividad del sistema, una reforma de la ley electoral.

El problema es que el PSOE no apoya una reforma integral de la normativa electoral, dado que beneficia a los partidos grandes. Podemos pone además como condición que los excargos socialistas abandonen los consejos de administración de las grandes empresas. Sánchez ofrece aumentar las incompatibilidades políticas, pero difícilmente podría llegar a pactar una medida que afecte a antiguos dirigentes de su partido.

MODELO TERRITORIAL

Pero, sin duda, el ámbito donde el choque entre PSOE y Ciudadanos, de un lado, y Podemos, de otro, está servido es el que afecta aldesafío independentista catalán. La fuerza morada propone como salida al conflicto la celebración de un referéndum y, aunque su cúpula está dispuesta a sentarse a negociar “sin líneas rojas”, asegura que el derecho a decidir sigue siendo una de sus exigencias. Sánchez, por el contrario, insiste en que una reforma federal de la Constitución es la mejor garantía de “articular la defensa de España y su diversidad”.

Ciudadanos, mientras tanto, coincide con Sánchez en la necesidad de reformar la Carta Magna, pero para fortalecer las competencias estatales, y no para descentralizar más autogobierno. Y en medio de este embrollo, hay que tener en cuenta al PP, dado que cualquier reforma de la Constitución exige una mayoría de dos tercios de las Cortes, lo que obliga a contar sí o sí con los populares.