Han pasado cuatro años desde que una abarrotada Puerta del Sol se propusiera cambiar la política en España. Aquella concentración espontánea de "indignados" que cuestionaban la democracia desde sus cimientos celebra su aniversario reconvertida en una corriente política sin precedentes.

Buena prueba de ello es que muchos de los que acamparon en la plaza aquellos días de mayo de 2011 y los que les siguieron en toda España ahora han dado el salto a la política, bien dentro de candidaturas populares como Barcelona en Comú o Ahora Madrid, bien dentro de Podemos, partido que se reconoce heredero de aquella indignación.

Hoy, los indignados volverán a la calle con una jornada de protesta en la Puerta del Sol que precederá a una manifestación el sábado 16 de mayo y a una concentración, también en Sol, que pretenden celebrar el próximo 23 de mayo, durante la jornada de reflexión.

Ese día, los organizadores tienen previsto un "grito mudo", una asamblea y una cacerolada, actos que no han sido comunicados a la Delegación de Gobierno en Madrid y que la Junta Electoral Provincial puede prohibir como hizo en la víspera de las elecciones municipales y autonómicas de 2011.

Guillermo Zapata, número 12 de la lista de Ahora Madrid a la Alcaldía de la capital, ha iniciado una carrera política, que, según admite, quizá no hubiera sido posible sin el 15M. Él, como tantos otros, estuvo en la Puerta del Sol el 15 de mayo de 2011 y los días sucesivos.

"El movimiento hizo política desde el principio" explica a Efe Zapata, quien entiende el 15M como una herramienta que ha posibilitado el ciclo que se abrió después de las elecciones europeas de 2014 con la irrupción de Podemos como posible fuerza determinante en el panorama político español.

A su juicio, si el 15M no hubiera existido, muchos de quienes ahora se han integrado en candidaturas o partidos no habrían podido dar este paso.

Pero precisa que el movimiento nunca fue partidista y esa característica ha provocado tensiones entre quienes han decidido adentrarse en el terreno de la política.

Para él, el 15M ha evolucionado durante estos años hacia opciones muy distintas como las iniciativas contra la corrupción (15M pa Rato), la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), las mareas ciudadanas o diferentes iniciativas culturales.

Ese proceso de dispersión también alumbró la creación de plataformas como Juventud sin Futuro o la Oficina Precaria, que han crecido notablemente en los últimos años.

"El aniversario se celebra de muchas maneras, -concluye Zapata- con cada desahucio, con cada iniciativa legislativa popular...", aunque subraya que desde Ahora Madrid han preferido no involucrarse en la celebración de un movimiento que nació como "apartidista".

Carlos Paredes coincide con Zapata en que el 15M fue el inicio de muchas decisiones que han venido después, entre las que cita la Ley de Transparencia o el enjuiciamiento de Rodrigo Rato. Como portavoz de "Democracia Real Ya" durante aquellos días, fue testigo de cómo lo que se convocó como una simple manifestación acabó en un movimiento tan grande.

"Nuestro objetivo era montar una manifestación, todo lo que vino después a nosotros nos pilló por sorpresa". Paredes recuerda, todavía con admiración, lo que considera que fue un éxito para la democracia del que no participaron los partidos políticos de aquel momento.

En su opinión, nadie puede negar que tanto Podemos como las diferentes candidaturas populares "beben ideológicamente" del 15M y que todos ellos han recogido del movimiento ese espíritu de regeneración democrática.

El autor del libro 'El 15M y la promesa de la política', Miguel Ángel Presno, es menos optimista respecto a los frutos del movimiento.

"No ha conseguido cambiar la manera de hacer política y hay pocos cambios en cómo se ejerce", lamenta, aunque precisa que algunas de sus reivindicaciones, como la demanda de transparencia, sí han sido adoptadas por "antiguos y nuevos" partidos políticos.

Presno reconoce que no es tan fácil plasmar esas demandas sociales en una propuesta política, al tiempo que admite -como Zapata- discrepancias existentes en los partidos que emanan del 15M, como Podemos, y que mantienen el debate sobre "si se está siendo fiel al movimiento o no".